Tu salario ideal

La desigualdad salarial es uno de los temas más delicados y conflictivos dentro de cualquier empresa. Se crean situaciones complicadas en las relaciones entre trabajadores y con la propia organización, pudiendo llegar a afectar al resultando de su trabajo. Un clima tenso y mezquino, no menos que tóxico para toda la corporación. Por ello, la cuestión se debe cuidar especialmente más que cualquier otra.
Incluso, alguna de las grandes compañías tecnológicas, famosas por las buenas condiciones que ofrecen a sus empleados, se vio envuelta en polémica la semana pasada. Hablamos de Google. Una ex empleada de la compañía, Erica Joy, publicó en Twitter el resultado de poner en marcha una iniciativa para que los trabajadores del buscador publicasen sus sueldos en una hoja de cálculo con el fin de evidenciar posibles desigualdades. Los tuits fueron publicados al completo por la revista Wired.
¿Cómo debe afrontar esta iniciativa la empresa? Primero, es evidente que cualquier organización hoy en día, debe evolucionar en esta línea, y ofrecer por tanto unos salarios equitativos y justos, que respondan a la aportación de cada empleado. Ahora bien, que un trabajador tenga un sueldo distinto a otro, a veces tiene su explicación, otras no. Ahí es donde la empresa debe ser honesta y dar la cara para explicar el porqué del desfase. Por estudios y formación, experiencia, desempeño, responsabilidades asumidas, etc. Todo suma. Por ello, es imprescindible que la empresa esté preparada para responder ante posibles quejas de quienes no se explican por qué cobran menos que su vecino de mesa.
Asimismo, cada vez, está más instalada en la cultura empresarial, la asimilación de que la cantidad del salario está cediendo el protagonismo a los resultados. En otras palabras, tener una buena retribución no sería tan importante como nuestro rendimiento en la empresa. Ya no es tanto la antigüedad del empleado en la empresa, como antaño. Ahora hay que desempeñar funciones y asumir responsabilidades que por su mérito merecen una mayor recompensa. Demostrar ese estatus salarial y responder a la confianza que deposita la organización en el contratado. Es cierto, que la fidelidad del empleado se aprecia, pero también es fiel aquel que da todo lo mejor de sí para y por la organización. Al final se trata de eso, de ver reflejado el esfuerzo en los resultados finales de la compañía.
Un asunto en donde el departamento de recursos humanos juega un papel fundamental en las inconformidades que se pueda dar. Se debe plantear el tema con objetividad y si es posible recordar sin florituras tu valía, porque ése es el mejor argumento para demostrar que deberías cobrar lo mismo que los compañeros que ocupan una posición similar a la tuya. Una buena y transparente comunicación con respecto a ello, es primordial para no crear un clima tenso que termine afectando a la motivación y el rendimiento del empleado.
La satisfacción laboral de los trabajadores se divide en dos realidades: La dimensión Lowler, en la que el empleado compara su remuneración y los esfuerzos realizados para lograrla con la de los demás, y la Locke, en las que se enfrentan las condiciones laborales actuales con las deseadas o esperadas. Por ello, un pequeño cambio individual en estas dos variables siempre afectará al empleado y a su entorno. Y es que para conseguir una escala laboral eficiente no es fácil, sobre todo si se trata de aplicar los mejores criterios de justicia. Debemos partir de que el fin último es no dañar la productividad de la empresa ni provocar conflictos de cohesión en los grupos de trabajo entorpeciendo su labor.
Un buen punto de vista sería el de aplicar salarios base equitativos, según el puesto del trabajador en el organigrama y desde ahí, construir incentivos o aumentos que justifiquen la actividad real desarrollada. En este segundo nivel, la idea gira más en torno al rendimiento del empleado.
Con este sistema, no todos ganarán lo mismo, pero se establece una regla primordial que deberá comunicarse de forma transparente: trabajar mejor tendrá efectos positivos sobre la nómina, de modo que una parte del salario queda en manos del trabajador y bajo la supervisión de la empresa. Además, estableciendo objetivos mostraremos claramente lo que la empresa espera de los empleados.