Es casi imposible decidirse a emprender si no tenemos la seguridad económica que nos permita hacer realidad los planes que, de momento, son solo papel e ideas. Existen muchas formas de obtener financiación ya sea mediante socios, business angels, líneas de crédito, concursos… Pero en todos los casos necesitamos seguir ciertos pasos que nos garanticen las mejores posibilidades para lograr nuestro objetivo.
Demuéstrate que funciona: Haz números. Gastos fijos, variables, ingresos estimados… una vez tengas estos números hechos te habrás demostrado que hablas de algo tangible y lo más importante reforzará tus argumentos de cara a posibles inversores.
Crea un discurso con pegada. No consiste solo en que creas en lo que vas a hacer si no que crean los demás. Trabaja tu “elevator speech” y asegúrate de que todo lo que trabajaste en tu plan de negocio quede perfectamente resumido.
Investiga bien las fuentes de inversión. Antes de dirigirte a cualquiera de las posibles fuentes infórmate sobre cuales son sus inversiones habituales, su capital, su tendencia al riesgo… Lo mejor es que conozcas bien a tu interlocutor, ya sea una persona o una entidad. En caso de ser una entidad tendremos que estar perfectamente informados sobre aspectos de burocracia. Qué papeles y datos tenemos que aportar, fechas límite… Muchas de las empresas jamás reciben financiación por no conocer bien los procesos a pesar de tener un proyecto ganador.
Es imprescindible que tengas una estrategia realista sobre el ritmo al que puede tu negocio asumir los gastos. También ten en cuenta que muchos inversores se fijarán en logros precios para financiarte por lo que no tienes que tener expectativas de ir demasiado rápido.