Viajes de incentivos: más allá de una herramienta de motivación


Existen muchas técnicas para mejorar la productividad de la plantilla utilizando un sistema de incentivos adecuado. La creatividad e innovación están al servicio del departamento de Recursos Humanos correspondiente. Pueden ser desde compensaciones económicas, penalizaciones o beneficios intangibles. Aquí es donde se identifica el tipo de gestión de Capital Humano de una determinada organización u otra.

Con un adecuado plan de incentivos, se pueden conseguir el incremento de la satisfacción, bienestar y calidad de vida de los trabajadores. Así como un aumento considerable en la eficiencia y calidad de los productos o servicios ofrecidos, originados por la mejora en la rentabilidad de la empresa. Lo que da como resultado una mayor competitividad en el sector.

Uno de los métodos más utilizados es, precisamente, esos incentivos intangibles que pueden llegar a niveles muy satisfactorios en cuanto a motivación y productividad se refiere.

Por ello, son muchas las empresas que llevan tiempo utilizando el conocido como viaje de incentivos, una de las técnicas intangibles más rentables. Además, su uso aumenta por estas fechas. Sus trabajadores vuelven del periodo vacacional, por lo que hay que hacer un trabajo especialmente dedicado a la incorporación a la rutina, con el fin de adquirir la misma productividad que el resto del año.

Este proceso es lento y en ocasiones puede tardar unas dos semanas hasta que la empresa funciona ‘a toda máquina’. Al ser una periodo transitorio, se recomienda que el empleado vaya tomando contacto con su trabajo de manera progresiva. Por eso, una de las fórmulas más utilizadas son los viajes de incentivos durante el fin de semana. Con ello, la plantilla vuelve a unificarse formando unidad de equipo y el ambiente no es tan impactante y traumático, como lo es pasar de la tumbona directamente a la silla frente al ordenador.

Pero, ¿cómo desarrollar una estrategia eficaz para nuestro viaje de incentivos? En primer lugar deberemos detectar muy bien las áreas donde aplicar un plan de recompensas o incentivos. Dependiendo de los objetivos empresariales que tiene que cumplir los empleados, existe la posibilidad de establecer metas grupales, personales o mixtas. Por ello, es importante enfocar, gracias a una hoja de ruta, el programa según los criterios de recompensa que queramos aplicar. No es lo mismo premiar a los profesionales más destacados que animar e incentivar al conjunto de empleados, y no sólo a los mejores.

Estos objetivos deben estar marcados por la organización, con el fin de premiar por unos objetivos realistas y medibles. Asimismo, la estrategia de incentivos es recomendable que esté alineada con la de marketing relacional. Ya que no sólo internamente entre departamentos de la corporación, sino también si queremos aprovechar ese viaje como comunicación y posicionamiento de la empresa hacia el exterior. Con ello, nos referimos a la posibilidad de mejorar la imagen externa de la misma, si decidimos que participen clientes reales y potenciales en nuestros viajes. Una forma, también, de fidelizar a profesionales y proveedores, dando lugar a un perfecto contexto para impulsar el networking.

Sin embargo, con la caída de la economía global de las empresas en los últimos años, las organizaciones deben ajustar sus viajes de incentivos a unos presupuestos cada vez más reducidos. En un práctico informe realizado por Captio -empresa dedicada al a gestión de gastos de viajes de empresa – sobre las tendencias en los viajes de incentivos de 2014, se propone una serie de medidas con el fin de obtener los mejores resultados en un entorno de contención de gastos. En él se habla, entre otra cosas, del efecto ¡WOW! para sorprender, seducir y fidelizar que es de lo que se trata, o las distintas técnicas de gamificación, con el fin de aprender jugando mientras se viaja. Uno de los puntos más interesantes es la connotación que dan a los coachs, a los que les aplica el rol de las antiguas guías de viaje.


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