El vídeo-CV: perfecto para según el tipo de perfil ofertado


Cada vez es más frecuente encontrarse con candidatos que describen sus competencias y habilidades a través de un vídeo-currículo. Aunque aún falta mucho porque se integre en nuestra sociedad, suele ser frecuente toparse con este tipo de recurso en sectores, sobre todo que requieren de amplias habilidades creativas. Sin embargo, el vídeo CV suele estar bastante ligado también a la marca personal de muchos profesionales, sean del ámbito que provengan.

Muchas veces, un folio plagado de letras con las que se describen nuestras competencias, experiencias y habilidades, no siempre es efectivo. La solución radica en ofrecer una información esquematizada que invite a la lectura. Y es que vivimos en una sociedad cada vez más consumista de lo audiovisual.

Se trata de una de las mejores herramientas para definir nuestra personalidad en el trabajo. Por ello, no sólo podemos pensar que corresponde únicamente a sectores creativos —profesores, periodistas, artistas, cineastas, etc. —, sino también puede llegar a ser bastante útil para todos aquellos profesionales que deban enfrentarse al público en presentaciones, congresos, ponencias, foros, etc. Todo depende del tipo de perfil del puesto de trabajo. Un director de comunicación, de marketing, un portavoz, un community manager, un CEO, deben dominar habilidades que requieren enfrentarse a una cámara, hablar en público o ser notablemente creativo en el mundo digital.

Por el contrario, otros candidatos, pensemos por ejemplo, en un informático o un financiero, no necesariamente deben tener manejo de la cámara. Incluso, puede ser hasta contraproducente para algunas personas. No todo el mundo tiene soltura ni la destreza de hablar, incluso, para un grupo reducido de personas. Lo mismo ocurre con el tipo de empresa al que vaya dirigido. No todas entran dentro de una cultura como la que precisa del vídeo-currículo.

Te ayudará a decidirte si reúnes estas condiciones: si tienes la habilidad para comunicar y expresar mensajes claros y directos; si tu sector está abierto a este tipo de iniciativas; si tienes un blog, página personal u otro canal donde dar a conocer tu marcar personal. En contraposición, el vídeo-CV resulta poco práctico si muestras inseguridad y nerviosismo frente a la cámara; si tienes dudas sobre tu discurso; si trabajas en un sector demasiado hermético y tradicional; o si careces de un canal personal adecuado para exponerlo.

Finalmente optamos por su producción. Para ello, es importante tener en cuenta que no es sencillo obtener un resultado realmente bueno. Hay que asesorarse por empresas que suelen dedicarse a ello. Naturalidad y seguridad siempre frente a la cámara. Asimismo, tampoco hace falta que la persona salga demasiado en pantalla. Sólo hay que ver ejemplos como este, para dejar volar nuestra imaginación, acorde a nuestras habilidades y debilidades.

Una vez tenemos claro estos dos principios, damos rienda suelta a explicar tres puntos fundamentales: quién somos, qué hacemos y por qué importa nuestro trabajo. Alrededor de ello, podemos crear el ambiente creativo (o no) que mejor se adapte a nuestro ámbito profesional. Y por supuesto, al igual que se hace con un currículo convencional, el vídeo-CV también hay que mantenerlo al día. Se puedes indicar fecha sobreimpresionada en pantalla, o bien grabar un mensaje generalizado, protegiéndolo todo lo posible de la obsolescencia.

Para su difusión, existen muchos portales especializados, pero también se puede pedir información directamente a empresas empleadoras. Es recomendable que sea la reclutadora que sea, el candidato se informe adecuadamente de los lugares que garanticen la protección y el uso de una información tan preciada.

Las redes sociales y páginas propias suelen ser un gran canal para su difusión. Asimismo, si se considera adecuado por el tipo de candidato, puede valorarse su propagación en ambientes universitarios o escuelas de negocios. Éstos suelen ser lugares donde se germinan los productos más innovadores —recordemos que Facebook comenzó su exitosa andadura en el ámbito universitario.

Lo importante es darnos visibilidad como profesionales, definir una marca perosnal clara y ser coherentes con lo que ofrecemos en nuestrp vídeo-CV. Los valores más demandados por las empresas ya se está dejando claro: innovación, creatividad, habilidad comunicativa y capacidad resolutiva.

 

¿Cuánta química debe haber entre candidato y empresa?


Como si de una relación interpersonal se tratara, colaboradores y empresa deben conectar gracias a una química que facilite el verdadero compromiso entre ambas partes. Difícilmente un equipo de trabajo que no siente como propios los valores corporativos, establecerá una relación duradera y próspera con su empresa. Sólo así se desarrollará una política que fomente la innovación y el crecimiento competitivo de la compañía.

Sin embargo, ningún currículo es capaz de plasmar este vínculo. Por ello, los reclutadores aprovechan las entrevistas personales para determinar el nivel de química entre candidato y empresa. Se llevan a cabo las pruebas más creativas e inesperadas, las preguntas más insólitas y la comunicación no verbal más sorprendente. Y todo para descubrir la verdadera personalidad del entrevistado. Se podría decir que el gran reto de los reclutadores está en conocer prácticamente a fondo a una persona en el tiempo que dure esa conversación.

No hay que extrañar que a pesar de contar con el mejor portafolios, el que mejor encaje con la oferta de empleo, el que mejor describa nuestras competencias y habilidades, si no hay feeling con la compañía, difícilmente obtendremos el puesto. Y si se pasa el filtro, la adaptación de esa persona en la nueva empresa será larga y tediosa.

En el libro de Peter Mallouk, The Most Common Hiring Mistakes and How to Prevent Them, se indica que una entrevista típica, donde el reclutador se limita a cuestionar exclusivamente sobre trabajos anteriores, aumenta sólo un dos por ciento la posibilidad de tener a la persona adecuada para el puesto. Un hábito que lamentablemente suele suceder más de lo habitual.

Se trata de un trabajo en el que se manejan aspectos intangibles. Por un lado, el candidato debe conocer muy bien la empresa a la que aspira representar, y por otro lado, entra en juego el talento del propio entrevistador con el que obtendrá toda la información posible del entrevistado. Además, el reclutador cumple una doble función: velar por el interés de cliente-empresa y también del candidato.

Al final, la naturalidad con la que se muestre el candidato será clave durante la entrevista. El nivel de química vendrá determinado por el grado de empatía entre candidato y empresa. Pero, ¿qué valores de personalidad son los básicos para garantizar esa química? ¿Existe el candidato comodín que gusta a todo el mundo?

Existen varias cualidades básicas que indican si hay o no química. Saber escuchar, capacidad de expresión, lenguaje apropiado, comunicación sin errores de transmisión, ideas claras, criterio en las respuestas, simpatía natural, ausencia de momentos forzados, muestra de interés, motivación y compromiso por el proyecto. Y así una larga lista con la que se dibuja un primer boceto de la actitud de esa persona.

En esa doble labor, el reclutador tiene un único objetivo: que candidato y empresa estén contentos con la elección. Un logro muy determinado, precisamente, por la química que se establezca entre las dos partes. Por lo que es fundamental dar con la persona que desde el principio demuestre claridad en cuanto a su interés, su honestidad y sinceridad con respecto a las propuestas y expectativas que se produzcan. Debe haber una coherencia entre lo que se cuenta al cazatalentos y a la empresa posteriormente. Una situación que, lamentablemente, no se produce tan habitualmente. Si el candidato es sincero con el reclutador en cuanto a sus pretensiones económicas, su motivación real del cambio o su experiencia, todo resultará mucho más provechoso y beneficioso, tanto para la empresa como para él mismo.

Y es que al fin y al cabo, la relación que se establece entre el colaborador y la empresa, no dista mucho con todo lo que se caracteriza en las relaciones personales. Sólo hay que saber conectar para obtener lo mejor de ambas partes.

¿Cómo poner en valor nuestro trabajo?


En la vida profesional de todo directivo, colaborador o empleado que aspire a desarrollarse en su trabajo es de vital importancia poner en valor el mismo. Con ello, no sólo transmitiendo nuestra esfuerzo diario, sino que nos daremos cuenta de aquello que debemos reforzar o transformar.

Cada persona hace propio su puesto de trabajo. No existen dos empleados exactamente iguales y como tal cada uno impronta su personalidad en lo que desempeña. Otorga un valor distinto que el que le daría otra persona en su lugar. Eso es precisamente lo que se debe comunicar al resto. El valor diferencial que cada empresa busca también para sobresalir en su sector.

El ADN de cada profesional está compuesto por cómo se enfrenta a los problemas del día a día, qué soluciones propone, cuáles son los métodos que marcan su trabajo y en qué círculos sociales desarrolla su profesión. La clave está, por tanto, en entender y transmitir qué es lo que uno hace como individuo, el valor que aporta a la compañía más allá del puesto que desempeña.

Una vez esté claro el mensaje, el momento para darle visibilidad. Para ellos es imprescindible tomar la iniciativa. Hay que hacerse notar y eso se consigue tomando decisiones propias. El riesgo va en paralelo al éxito y sólo así la empresa valorará la parte más proactiva del empleado.

Incluso, hay compañías que dan la palabra a todos sus colaboradores para que todos participen de las decisiones que se tomen, sean del área que sean. De modo que si se quiere colaborar en la estrategia de la empresa, gran parte de ese cometido vendrá por la actitud de cada uno. La iniciativa es clave para solicitar participar en reuniones, por ejemplo. Siempre respetando los límites de las responsabilidades de cada uno, se puede aprovechar nuestro talento e iniciativa para resolver acontecimientos de la empresa.

Por otro lado, las reuniones también pueden ser útiles únicamente como herramienta informativa. El empleado que aspira a mejorar su puesto actual y que busca aproximarse al cargo en el futuro, puede informarse y aprender de los temas que más se discuten en ellas. Lo que supone un paso más en el camino para mejorar su trabajo y ponerle en valor.

Se debe emplear un esfuerzo importante con el trabajar, sobre todo, por resultados. Resultará mucho más sencillo argumentar el esperado reconocimiento, si se tienen unos objetivos cumplidos y demostrados. Después de alcanzarlos, siéntete orgulloso y trasmítelo a partir de esos éxitos logrados. La mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo. De modo que, siempre y cuando se respete el trabajo de los demás, los logros de uno hay que sacarles brillo. Ese es uno de los premios de conseguirlos, ¿o no?

Basa tu demostración de valía a través de un marcado compromiso para y con tu empresa. El profesional debe hacer lo que se espera de él. Es la base. Para alcanzar el liderazgo de la corporación es esencial ser comprometido con ella, con sus valores y sus objetivos. Aunque las habilidades y competencias no sean las más brillantes, si un colaborador es comprometido y se esfuerza cada día por conseguir dar lo que se espera de él, estará cada vez más cerca de lograr la brillantez.

El compromiso supone uno de los requisitos más valorados por las empresas. Y su nivel es difícil de medir, pero fácil de percibir. Se puede saber perfectamente cuándo un empleado está comprometido en función de los comportamientos del día a día, de cómo se venden los logros, con las ideas que se aportan, con su positivismo, etc.

Cuando se llega a un estado de compromiso óptimo puede implicar que a veces se rechacen o se congelen ciertos proyectos o tareas. Y también puede ser limitado en función del tipo de trabajo, compañeros o circunstancias ajenas al propio empleo. Lo que nos lleva a pensar en la alta dosis de inteligencia emocional depositado en él.

El compromiso también implica un feedback por parte de empresa y trabajador, una circunstancia que se demuestra cuando se comparten problemas o inquietudes. Si el responsable de equipo acude a un empleado para buscar otras alternativas a un problema, debatir distintos puntos de vista o, simplemente, para hacerle cómplice, es porque se da cuenta del compromiso con la empresa. «A ese empleado verdaderamente le importa cómo funcionen las cosas a aquí dentro», puede pensar.

Cuando se disfruta de lo que se está haciendo en un entorno sano, resulta muy sencillo trabajar las relaciones con los compañeros. Esto es otra de las características de la puesta en valor del trabajo del profesional, que no sólo aportará conocimientos y habilidades al proyecto sino que se convertirá en una pieza clave para unir al equipo y depositar confianza y motivación en el grupo.

Además, hay empresas que identifican los puestos críticos en sus estrategias corporativas. Incluso se crean planes de sucesión para preseleccionar a las personas que ocuparán ese puesto en el momento necesario. No está de más conocer bien el tipo de cargo que desempeñamos para la empresa, relacionado con este aspecto.

Por último, es importante mantenerse informado de cómo se valora nuestro trabajo en el exterior, conocer la demanda en el mercado del puesto que ocupamos actualmente o de perfiles similares al nuestro. Salir de vez en cuando de la zona de confort, nos pone en perspectiva para tomar decisiones o negociar ciertos aspectos con la empresa. Así como puede ocurrir que ese paseo nos aporte un aire fresco con el que seguir muy motivados en nuestro día a día.

El ‘growth huncker’ se fortalece, ¿te gustaría aprovecharlo?


Se trata de un perfil que jugará un papel muy importante en el mercado laboral más inmediato. Poco a poco las empresas van demandando candidatos con habilidades digitales más específicas. Y es que cuanto más avanzamos en esto de la transformación digital mejor definimos y detallamos las necesidades que nos van surgiendo. Lo que se traduce en una demanda de perfiles cada vez más definidos.

De modo que la pregunta ¿qué quieres ser de mayor?, cada vez está perdiendo una mayor consistencia. Y todo a causa del acelerado ritmo en los cambios del mundo en el que vivimos. Los niños –ni sus padres- son a penas capaces de imaginar a lo que se dedicarán en sus vivas.

Una de esas profesiones que ni pensábamos hace unas décadas es la de growth huncker. Que significa ni más ni menos algo asó como estratega de posicionamiento. Se señala al estadounidense Sean Ellis como acuñador de este término, al que prevé como el próximo vicepresidente de marketing. Por supuesto relacionado con el big data y lo que conlleva este gigantesco mar digital.

Aunque ya es una palabra muy latente entre las start-ups tecnológicas tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, lo cierto es que estamos en un momento perfecto para que estudiantes y profesionales que quieran especializarse en un área digital, puedan apostar por formarse y competir con los mejores perfiles digitales del mercado. Por eso, es hora de explicar, qué habilidades y competencias necesitas si optas por convertirte o contratar a un growth huncker.

Análisis de datos, optimización de páginas web, posicionamiento SEO, publicidad en Internet, marketing digital y todas aquellas técnicas tan económicas como rentables. Sustituye la comercialización tradicional en estrategias innovadoras y de bajo coste. Esto supone una herramienta indispensable para todas aquellas start-ups que busquen un lanzamiento lo más viral posible.

El growrh huncker debe ser muy analítico, vive para y por los resultados en cifras. Y por supuesto muy empático. El contenido ha de circularse en la red maximizando su difusión todo lo posible. A la pregunta ¿cómo puedo conseguir clientes para mi producto?, este perfil profesional usará su creatividad en marketing, su habilidad analítica y sus destrezas en programación para buscar ese crecimiento paulatino y orientado a captar clientes potenciales para su empresa. Tráfico, visibilidad y notoriedad de la marca primarán en sus planes estratégicos.

Desmontando los mitos de una entrevista de trabajo


A lo largo de nuestra carrera profesional es muy probable que nos convirtamos en verdaderos expertos de las entrevistas de trabajo, y más en un mercado laboral tan volátil como el actual. Independientemente de las cordialidades, vestimentas o primeras impresiones, existen unas premisas reales que los reclutadores tienen muy en cuenta, antes de fijarse en el calzado o el saludo, mitos en los que no debes perder demasiado tiempo.

En una entrevista de trabajo cuentas con un breve espacio de tiempo para poner en valor tu trabajo y transmitirlo de forma adecuada al reclutador. De modo que no es de extrañar el estrés que provoca esta gran cita. Así pues y con el fin de rebajar un mínimo esa ansiedad, ten en cuenta que no tiene porqué ser una entrevista pregunta-respuesta. Se trata de un diálogo entre la empresa y el candidato. El interés está en las dos partes. No te hubieran llamado de no ser un posible mirlo blanco. Se trata de una conversación de negocios. La compañía se vende y tú también. La descripción de ambos será el foco del diálogo. Luego ya se verá si las dos partes coinciden y están interesadas.

No subestimes una buena preparación. Organiza mentalmente tu curriculum para gestionar qué y cómo vas a comunicar o resaltar de tu portfolio. Para diseñar una buena estrategia de comunicación primero debes investigar al receptor, y ése será la empresa para la que solicites formar parte. Una buena investigación previa puede ser tu gran aliado cuando nos enfrentamos a preguntas inesperadas. Si conocemos bien la cultura de la empresa, entenderás mejor qué buscan y esperan de los candidatos. Digamos que no está de más seguir algunos pasos previos que realiza también el reclutador de una headhunter cuando trabaja en un proceso de selección para una determinada compañía. Estudio y definición de los valores, estrategias, proyectos en los que esté inmersa, proyectos que se estén estudiando realizar, tipo de perfil del colaborador, estructura jerárquica de las personas que forman parte de ellas – lo que te ayudará a entender mejor su employer branding.

Todo proceso de documentación debe reflejar un histórico de publicaciones. Resulta muy útil en estos casos y es de fácil acceso acceder a su sala de prensa. Infórmate de sus logros y su responsabilidad social corporativa, así como detectas posibles actuaciones no tan gratas.

Si tienes esa investigación preparada, el siguiente paso será identificar las posibles necesidades de la empresa y aplicar tus competencias para resolverlas. En definitiva, se trata de hacerse una idea amplia de en qué puedes ayudar para el buen funcionamiento de esa compañía. ¿Por qué tú y no otra persona? Busca una perspectiva estratégica que busque el crecimiento de la empresa. Esquematízala para comunicársela a los reclutadores.

Se podría decir que este es el entresijo de una buena preparación para una entrevista de trabajo, una oportunidad para el candidato y la empresa de averiguar en qué se pueden ayudar mutuamente.

Una vez claro lo anterior, es importante no caer en los mitos que se suelen enumerar cuando buscamos consejos para enfrentarse a una entrevista de trabajo en Google. Éstos suelen ser:

Mitos

—La primera impresión es la que cuenta

—No mostrar debilidad

—Sugerir cierta necesidad económica garantiza el empleo

—No hablar nunca de la familia, sobre todo de los hijos

—Halagar al entrevistador o a su oficina lo sensibiliza

—Aceptar un café o un vaso con agua resulta decisivo

—Nunca tomes notas durante la entrevista

—No haga pausas durante sus respuestas

—Habla rápido y directo

—El uso de jerga o modismos romperá el hielo

—El candidato más preparado es el que triunfa en la entrevista

Algunos de ellos se pueden aplicar, pero en su justa medida. No los descuides, pero tampoco los subestimes. Esta lista de no te garantizará, ni mucho menos, el puesto por el que estás aspirando a desempeñar. Así que no pierdas el tiempo.

Usos del silencio en una entrevista de trabajo


Tan importante son las palabras como las pausas entre ellas. El silencio, al igual que el intercambio de locuciones, hay que saber utilizarlo. Forma parte de nuestro lenguaje. No sólo se aplica a las entrevistas de trabajo, sino en nuestro día a día y con cada una de las personas con las que nos relacionamos.

Muchos candidatos, lejos de gestionar bien este arte, tienden a ponerse nerviosos cuando se produce un silencio mientras miran al reclutador con ansiedad. Sin embargo, este tipo de paréntesis suele traer consigo numerosas ventajas y más vale tenerlas en cuenta para aprovecharlos. El hecho de no saber qué vendrá después y su estado de eternidad dan rienda suelta a la imaginación del candidato para pensar normalmente lo peor, o por lo menos cuestionarse inútilmente qué estará pensando el entrevistador. Le pasa a la gran mayoría de los aspirantes a un puesto de trabajo, incluso a aquellos que suelen mostrar una seguridad artificial.

La información hay que procesarla y el reclutador debe ir tachando cuestiones relevantes del proceso de selección. Debe ordenar sus ideas. Nuestras competencias y habilidades las sabe el candidato muy bien, pero para el entrevistador es información nueva que no sólo recoge de las palabras del aspirante. Los gestos, la mirada, la actitud, la presencia,… son factores a tener en cuenta y eso necesita unos segundos de análisis. Por ello, no te asustes si la sala permanece cinco o diez segundos bajo el abismo del silencio. El reclutador necesita ese paréntesis para hacer su trabajo.

A menos que tengas alguna cuestión relevante que preguntar o sugerir, sé paciente y espera a que el reclutador reinicie la conversación. No hables por hablar. Normalmente, el entrevistador utiliza este tipo de técnicas para dejar que el candidato amplíe su discurso. La primera idea siempre será la más estudiada, pero a medida que el aspirante tenga la oportunidad de expresarse, estará más relajado –siempre que intente ser él mismo– y será más natural. El objetivo es dejarle que revele mejor ideas que no dijo en la primera encuesta. Además, tomar el turno de palabra de temas importantes, puede ser una gran prueba para demostrar la iniciativa y predisposición que caracteriza tu trabajo.

Estamos en campaña electoral, así que un buen ejercicio para sacarle partido al silencio es atender el discurso de cualquier político. Con ello, tomaremos nota de cómo dar fuerza a sus palabras haciendo una pausa. Crea expectación y mantiene al interlocutor interesado por lo que vendrá después. De esta forma, el reclutador podrá memorizar mejor las ideas que pronunciarás tras el paréntesis, aquello que describa lo mejor de ti. Un ejemplo podemos encontrarlo en el momento en el que el candidato toma asiendo en la sala. Ahí se genera una pausa que es vital. Acéptala y que no te cree mayor ansiedad, sino todo lo contrario. Naturalízala y espera tu turno para darte a conocer como profesional. Se trata de una muestra más de la seguridad que todo candidato ha de tener.

Durante la entrevista, las pausas también dan la oportunidad para ordenar nuestras ideas. Funcionan a modo de pizarra mental. Nos ayudan a concentrarnos tras una pregunta además de ser un gesto muy valorando por muchos reclutadores. Con ello estás demostrando que sabes canalizar el estrés, eres metódico y estructuras la información antes de dar rienda suelta a tus palabras. Algunas preguntas son formuladas únicamente con la intención de romper el ritmo pre-establecido de la entrevista y descolocar al candidato. Aquí, más que en ningún otro momento, es donde más sentido tiene el uso de la pausa pre-respuesta.

Puede que seas uno de los afortunados a ocupar el puesto. Y llega la parte donde se deben negociar las condiciones salariales. El silencio se convierte en este momento en el arma más eficaz del que la posea. Aquí es donde el reclutador debe hablar, ofrecer y el candidato escuchar. Escribir en un folio la primera cifra propuesta ayuda a dejar tiempo para que el entrevistado pueda seguir ofreciendo más cosas. Sin embargo, gestiona bien este tipo de paréntesis porque la mayoría de los reclutadores se conocen bien esta técnica.

Independientemente de un proceso de negociación, los silencios durante una entrevista de trabajo deben suponer un aliado para ambas partes. Se trata de una herramienta para obtener conversaciones brillantes y donde poner en valor competencias, habilidades, proyectos, oficios, actitudes,… Cuando disfrutamos haciendo algo normalmente solemos sacar lo mejor de nosotros mismos. Lo mismo ocurre para los silencios. Disfrútalos y utilízalos, te están dando la oportunidad para seguir expresando las razones por las que deberías ser tú quien ocupe ese puesto de trabajo. Y ante todo, nunca olvides que el primero y más útil de los usos del silencio es la naturalidad que emana de ellos, siempre que se utilicen adecuadamente.

Toca elegir sin perder oportunidades laborales


En el amplio mundo del mercado laboral no todas las relaciones nos interesan por muchas oportunidades que se vayan presentando por el camino. Como todo en la vida. Ya lo aseguran muchos CEOs con éxito: es tan importante decir sí como decir no. En la selección esta la evolución, eso está claro. Pero, ¿cómo gestionamos mejor ese rechazo para no ser descortés o perder esa oportunidad para siempre?

La cultura asiática este concepto es bien distinto a la occidental. En ella no hay que rechazar tajantemente nada, ya que significa una falta de respeto al otro. Sin embargo, muchas personas occidentales lo que es cortés para sus vecinos asiáticos, es descortés para ellos. Si afirmamos y luego no hacemos lo que hemos asegurado hacer por no decir que no, puede ser un comportamiento incluso más incorrecto. No sólo porque lo mismo esa acción que implica a las del resto, sino porque el rechazo en sí da valor por sí mismo a aquello que afirmas.

En el mundo empresarial, la selección es una forma de expresar el inconformismo y la evolución de nuestra carrera profesional. Para ello, hay que saber moverse sin cerrarnos puertas que en un futuro pueden ayudarnos porque sí nos interesen entonces. No todo el mundo es capaz de gestionar este compromiso laboral. Algo que ocurre en más ocasiones de las que podría parecer.

Tras inscribirnos en una oferta de trabajo, pasar las entrevistas correspondientes y estar pendientes de nuestra situación durante el proceso de selección, comprobamos que no nos interesa ese puesto por los motivos que sean. Lo tenemos claro. Ahora hay que hacer frente al enfoque de nuestra negativa, eslabón que supone una tortura para muchos.

Por muy raro que nos pueda parecer, el rechazar las condiciones que se nos presentes en ese puesto de trabajo, no significa que vayamos a perder futuras oportunidades. Uno de los mayores miedos de los candidatos es cerrarse puertas que posiblemente en un futuro se quieran abrir y no se pueda. Sin embargo, si planteamos de forma correcta nuestra elección, seguramente esto no suceda.

En cuanto tengas clara tu decisión, comunícalo lo antes posible. Comprueba que han recibido tu respuesta y no dejes pasar más de tres días en dársela.

Cuida el texto de tu email. La conocida frase como «lo siento, pero no encajas en el perfil» es una pesadilla para muchos candidatos. Por lo que intenta no hacerlo en el sentido contrario. Explica un motivo real y concreto pero que se aprecie el interés que te llevó a inscribirte en la oferta. Las condiciones o circunstancias actuales serán mucho más creíbles si se pueden exponer las verdaderas.

Se trata de resumen brevemente los motivos que por los que rechazas el puesto. De manera que suene realista y respetuoso, sin hacer que la empresa parezca culpable. Ya que al volcar sobre la responsabilidad y el motivo sobre uno como candidato, no se queda mal con la empresa.

La selección de personal es un proceso en dos sentidos y a la larga ambas partes salen beneficiadas de la sinceridad y la toma de decisiones meditada. Así pues, que no te entre el pánico cuando debas rechazar una oferta de trabajo, por miedo a perder cualquier posibilidad laboral de futuro con esa empresa.