‘Storytelling’: El directivo disfrazado de cuentacuentos


Es bien sabido que el papel de un directivo no es tarea precisamente fácil. Son muchos los factores que definen al buen líder. Tan bueno es brillar como parecer cercano y alcanzable en el entorno para el que se mueve. Por eso, en las presentaciones, cualesquiera que sean sus características y fines, hay elementos que siempre serán comunes.

El objetivo básico de toda exposición es transmitir tu mensaje al receptor. Tratar de que el concepto que inicialmente diseñas en tu mente sea lo más parecido al que se genera en tu interlocutor. Sin embargo, múltiples elementos boicotean este sencillo camino para estropearlo todo.

Ansiedad, sobreactuación, falta de preparación, o incluso, sobre-preparación. De todas ellas, la más temida por los directivos españoles es sobreactuar durante sus presentaciones. ¿Y por qué? A fin de cuentas, todo se resume en la falta de naturalidad. Tan importante es conocer el tema a fondo como prepararse la exposición lo justo.

Son muchos los datos, estadísticas y valores que se llegan a dar en una presentación. Con el Storytelling se humaniza el mensaje. Contar una historia entre tanta cifra termina ayudando a sacar de tu interior esa naturalidad. Pasamos de una forma abstracta, a la individualidad más empática.

La técnica que muchos ‘coach’ desarrollan es precisamente el Storytelling. Porque contar un mensaje a través de una historia facilita acordarse de su argumento, la haces únicamente tuya, generas confianza y con ella se crea una mayor conexión entre locutor y oyente.

Ninguna negociación es idéntica a la anterior. Ahí ya tenemos una historia única, con la que contextualizar cada dato sin derivar en el aburrimiento o la desconexión parcial. Sobre todo, con el Storytelling, el directivo se facilita las cosas para no caer en el horror de la sobreactuación artificial.

Ahí está para su uso y disfrute. Una herramienta de captación de interés, atención y generador de intriga mediante la tensión narrativa. Resumido en un fin: conexión emocional entre tanta las cifras más puras de una presentación.

Por supuesto, el storytelling genera multitud de ventajas colaterales. Si tu historia ha resultado atractiva, la posibilidad de que tu público la comparta es bastante alta. Para ello, ésta tiene que ser convincente y creíble que no necesariamente verídica. Se trata de no vender una estrategia, idea, concepto o ponencia en sí, sino de vender una experiencia. Sin duda, un recurso muy poderoso para penetrar en la mente de los presentes en la sala.

Para cerrar nuestro bonito cuento, es importante llegar a una moraleja. Esta será la parte de las conclusiones. ¿Por qué ha sido tan productivo escuchar mi historia? Los grandes cuentos siempre tienen un mensaje final que perdura con el paso del tiempo. Sin embargo, no siempre tienen que cumplir la regla. También puedes dejar el final para que lo cierren tus propios espectadores y abrir con ello la gran ventana del debate.


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