Seis maneras sencillas para enseñar a los niños a ser emprendedores

Encontrar el mejor camino para emprender no es sencillo. Hay que evaluar muchas posibilidades, saber tomar decisiones adecuadas en momento pertinentes, dominar la destreza intuitiva, saber ser paciente, aprender a exponer las ideas. En fin, multitud de aspectos que no se aprenden solos. Hay dos caminos para ello: el largo y el menos largo. El primero supone dedicación, experiencia, sacrificio, tenacidad y mucha curiosidad por aprender. Mientras que el segundo se trata de poner los seis sentidos – por si en el camino aparece alguno nuevo – para atender a la explicaciones de un mentor, tutor, padre o madre. Y es que los padres pueden ser los mejores profesores para convertir a sus hijos en grandes emprendedores.
Desde pequeños nos vemos expuesto a multitud de experiencias nuevas. Texturas, vivencias, sentimientos, olores, colores,… Somos auténticas esponjas. ¿Por qué no aprovechar esa cualidad de oro para pensar en posibilidades reales del futuro? Como la de emprender. Desde que la crisis económica asoló medio mundo – el otro medio ya estaba asolado –, se ha visto cómo el emprendimiento no es sólo una tendencia. Ha llegado para instalarse indefinidamente.
Siempre han existido los emprendedores y gracias a ellos, es mundo funciona. Tiene movimiento. Sin embargo y a pesar de la evidencia, en las escuelas se enseña bastante poco sobre esta profesión tan globalizada. Sin entrar a valorar los planes educativos de nuestro país e independiente de ellos, es tarea – casi se podría decir que obligación – enseñar a los hijos cómo emprender en la vida. Supone ofrecer las herramientas necesarias para que el niño sepa sobrevivir en un mercado laboral que no tiene pinta de sumar en facilidad. Todo un salvavidas que desgraciadamente no viene de serie en el 99 por ciento de las veces.
Por este motivo, padres, tíos, abuelos, amigos,… podrán utilizar algunas herramientas para educar a los niños el arte de emprender gracias a algunas sencillas claves cotidianas y básicas.
—Aprovecha la gran habilidad de cada niño: la imaginación. Si desde pequeños ya por sí solos son grandes creadores, les resultará sencillo el primer paso de todo emprendedor. No es fácil tener una idea innovadora. Además, les dará un plus de motivación al descubrir que son los mejores fundadores de start-ups creativas.
—Cómprales sólo lo que necesiten. Muéstrales el valor y esfuerzo que supone adquirir todo aquello que desean y acostúmbrales a que puedan ganar ellos su propio ‘salario’.
— Juega a las ‘tiendas’. Haz que te vendan algo, que te convenzan para que les compres su idea. Un paso que no tiene por qué resultar precisamente difícil para ellos. Más bien será complicado para nosotros resistirnos a sus encantos. Cuando los niños quieren algo suelen ser los mejores comerciales. Sin embargo, trata de que expongan razones de peso para que realmente sientas debilidad por su producto y no por su ‘carita’ de hijo.
—Trata de que lancen sus pequeñas start-ups. Nada enseña más como poner a la práctica esa idea. Invierte tiempo y algo de dinero para que ellos mismos funden su negocio a pequeña escala. Por ejemplo, el lanzamiento de un curso sobre enseñar a los vecinos – también niños – a jugar al pin-pon. Haz que establezca unas tarifas, con unos horarios. Otro ejemplo podría ser vender limonada en la puerta de casa. Siempre y cuando se trate de un juego y no de un negocio en sí. Prueba por una semana y comprueba la destreza de tu hijo como emprendedor.
—Ofréceles juegos orientados a los negocios. El ‘Monopoly’ sin ir más lejos trabaja destrezas como el instinto para invertir y saber tomar las mejores decisiones empresariales.
—Una lección de humildad y fracaso. Es imprescindible no escaquearse ese día de clase. Como niños que son, se les notará enseguida cómo esa burbuja de éxito creativo les empacha ligeramente. Por eso, enseñarles a valorar el trabajo de los demás, la volubilidad del éxito y educarles para que sean agradecidos con sus mentores y personas de apoyo, es casi la lección más importante del curso.
Durante su enseñanza ten cuidado con no convertirlos en adictos al ganar dinero. Es fundamental recordarles de vez en cuando que el dinero no lo es todo, sino una de las muchas herramientas para llegar a ser feliz.