Reuniones creativas: generación y evaluación de ideas
Ayer publicamos la primera parte de los aspectos más importantes para que tus reuniones sean lo más creativas posibles. Con equipos competentes, multidisciplinares y multiculturales las posibilidades de éxito innovador son amplias. Sólo hay que saber manejar las herramientas para que los colaboradores se sientan motivados, emocionados, capaces de disfrutar con el riesgo y la aventura que supone proponer soluciones tan creativas como efectivas.
Hablamos del modo más eficaz para elaborar una lista de convocados pertinentes, de las características de una sala que favorezca y evoque al nacimiento de nuevas ideas, de la importancia del tiempo de reunión para que todo fluya adecuadamente y de la necesidad de seleccionar un líder capaz de poner en orden y dar sentido estratégico al brainstorm que se genere durante la reunión.
Pues bien, hoy cerramos la lista de elementos indispensables, para que el cóctel sepa exquisito, con dos aspectos indispensables que por sí solos necesitaban su propio apartado.
—Una vez hemos dotado de un foco creativo donde centrarse con el tiempo suficiente para que los colaboradores pongan a funcionar su cabeza, llega el momento para la generación de ideas en equipo. Se podría decir que se trata de la cumbre de la reunión. Pero, ¿cómo nacen las ideas? Si todos los anteriores puntos se desarrollan adecuadamente – trabajo previo, motivación, comunicación entre los participantes y el líder, o una buena gestión del mismo – el motor está marcha para echar a andar.
Es entonces cuando los colaboradores debe reírse, divertirse y sentirse libres y no cohibidos ni presionados. Para que estas tres reglas se cumplan, paradójicamente es recomendable que los participantes no estén sujetos a normas de lógica o coherencia, que puedan limitar el nacimiento de soluciones tan interesantes como creativas. Es lo que se denomina pensamiento lateral, para el cual existen técnicas específicas.
Los juicios precipitados son una amenaza generalizada para todo el que quiera innovar. Por lo que tendremos un especial cuidado con este concepto limítrofe. Además, el sentido crítico es básico para cualquier propuesta que no eche a perder la eficacia de la reunión.
—El segundo, tan importante como el primero, es el relativo a la evaluación de las ideas generadas. ¿Cómo determinamos el listón de calidad de esas creatividades? Son muchas las circunstancias y elementos que pueden influir en la elección de las soluciones más apropiadas: desde un mal día de algunos de los colaboradores, un escaso sueño o la última novela que el coordinador ha leído y le ha inclinado por esa propuesta. Por ello, se debe partir siempre de la estructura formal de la empresa. Una vez se hayan desarrollado los puntos previos, el equipo debe estar en consonancia con los intereses corporativos. Eso parece lógico, pero lo cierto es que en estas reuniones los colaboradores puede sentirse tan libres que pierdan de un vistazo las principales razones de la existencia del equipo de trabajo.
Además, el líder no debe dejar de aplicar las características de todo equipo de alto rendimiento: comunicación directa, transparente, objetivos claros y alcanzables, conexión con el resto de la organización, mantener el elevado nivel de motivación así como el grado de interdependencia de sus miembros.
Resulta muy productivo guardarse esas ideas y repasarlas más adelante. El cerebro necesita un periodo de maduración para darle un sentido lo más objetivo posible a cada una de las creatividades.
Pasado ese periodo, es hora de cortar hilos. No hay que dejar cosas en el aire. La evaluación consiste precisamente en cerrar el trabajo. Y en ella actuaremos un poco como abogados del diablo. Es momento para preguntarse todas las cuestiones que puedan quedar abiertas.
Para ello, podemos empezar la selección depurando desde lo más prescindible hasta lo que nos pueda generar mayores dudas. Por el camino puede ser que necesitemos más tiempo de incubación para ideas que puedan resultar pertinentes en procesos posteriores. Las guardaremos en la ‘nevera de propuestas’. Seguramente no sirva exactamente la misma pero puede generar otra nueva, muy útil para un nuevo foco creativo.
Ya tenemos la lista de las elegidas. Es momento para establecer un ‘feed-back’ con cada uno de los participantes. No hay nada tan frustrante como emplear tiempo y esfuerzo y no recibir ninguna respuesta.