Los desayunos de trabajo propician la conciliación y productividad laboral

Como sucede en numerosas películas sobre mafia, las decisiones más importantes se toman sentados en la mesa con el mantel puesto y frente a un buen plato de pasta. En este caso, los menú principal consiste en algo más ligero, pero no menos consistente: el desayuno.
¿Por qué un desayuno y no una comida de trabajo? El particular horario que rige las vidas de los españoles y que es tan inexplicable para el resto de Europa, nos tiene acostumbrados a convocar copiosas comidas de trabajo que terminan en tardes practicablemente inservibles para trabajar. Por eso, celebrar las reuniones a primera hora con un delicioso café, un gran zumo vitamínico y un buen croissant a la plancha se convierte en una de las mejores soluciones para ser productivos y por alusión, mejorar nuestra conciliación familia-trabajo.
Y es que las dos horas siguientes a que nos hayamos despertado por completo son las más productivas del día. Así lo explicó elpsicólogo Dan Ariely, catedrático de la Universidad de Duke, durante un encuentro en Reddit, en la sección Ask Me Anything. «Uno de los más tristes errores en la gestión del tiempo es la propensión de la gente a emplear las dos horas más productivas de su día en hacer cosas que no requieren una gran capacidad cognitiva, como navegar por las redes sociales» explicó. «Si pudiéramos preservar esas valiosas horas, la mayoría de nosotros tendríamos mucho más éxito en las metas que realmente queremos alcanzar».
Uno de los ejemplos para aprovechar ese preciado tiempo, son precisamente las reuniones matinales en pleno desayuno. Normalmente, estos actos se celebran entre las 8 y las 10 de la mañana — sino estaríamos hablando de brunch o coffee break —, aunque el horario puede variar en función del país y de las costumbres. Se trata de un hábito que cada vez está sumando más adeptos. Casi se podría decir que se asemeja mucho al número de comidas o cenas de negocios.
Además, la experta en organización empresarial Lynn Taylor, autora del libro Tame Your Terrible Office Tyrant (Wiley, 2009), indicaba que esas primeras horas de trabajo marcarán el resto del día. Por eso, hay que cuidar tanto sacarle provecho a una reunión de la que se pueden obtener grandes soluciones estratégicas o ampliar notablemente nuestra red de contactos, dependiendo del propósito del meeting.
Los desayunos de trabajo se pueden celebrar en un hotel, la sala de reuniones o en el comedor de la empresa, si lo hubiere. Aunque están tomando protagonismo los lugares más distendidos e informales. Y pueden ser desayunos continentales, americanos, tipo buffet o simplemente se puede ofrecer un café o té con unas pastas o algo de bollería.
Son reuniones que también pueden convocarse entre los trabajadores de diferentes departamentos de una misma empresa. De esta manera, potenciaremos la comunicación interna y eliminaremos barreras que entorpezcan los intereses de la propia organización.
Así pues, es obvio imaginar que la productividad en el trabajo está directamente conectada a la mejora de la conciliación familiar y laboral, sobre todo si la política corporativa está vinculada a conseguir objetivos y no a cumplir un horario que impida la flexibilidad. La comida de empresa se suele extender más, dejando unas horas por la tarde prácticamente nulas. Además, si con los desayunos evitamos también las cenas de negocio, contribuimos a favorecer y respetar la vida personal del empleado.
Comienza entonces a promover el desayuno de trabajo y aprovecha las mañanas, dejando las tardes para tareas más livianas.