«Llevar el trabajo al trabajador, y no el trabajador al trabajo»


El respeto por el medio ambiente está en auge. Se celebran cumbres entre los principales estados del mundo para poner fin y dar soluciones a un problema que nos concierne a todos. Y es que, ¿quién sabe si marcará este siglo en el que nos encontramos? De hecho ya lo está haciendo. Pero el post de este viernes no estará dedicado –por ahora– al medio ambiente, aunque no viniese mal investigar sobre su preservación. Hoy vamos a hablar de la historia del teletrabajo entendido como trabajar desde casa gracias a la disponibilidad de las telecomunicaciones.

Todo comenzó con el experimento de un físico estadounidense de la Universidad de California del Sur, llamado Jack Nilles y al que se le atribuye la creación del teletrabajo allá por 1973. Y ¿por qué lo del medio ambiente? Porque esta forma de trabajo, ahora tan extendida en el mundo, surgió precisamente para ahorrar energía y evitar desplazamientos que provocaran el consumo derivado del petróleo.

Fue una época marcada además por el significativo desarrollo de las telecomunicaciones. Había que darle usos y uno de ellos fue la localización del trabajo. El lema de Nilles era el siguiente: «Llevar el trabajo al trabajador, y no el trabajador al trabajo», para lo cual ideó dos conceptos telework y telecommuting.

A partir de los años 70, las telecomunicaciones están cada vez más integradas con los dispositivos de procesos de datos y cada vez presentan un menor coste y una mayor capacidad de uso. A esto hay que añadir que la evolución de los distintos progresos sociales, como la integración de la mujer en el mundo laboral, o la extensión de nuevas relaciones laborales como el autoempleo, han propiciado aun más el uso del teletrabajo.

Pero la primera aportación sobre este concepto está firmada por Jack Nilles. Consta como el físico que fue el primero en considerar, allá por el inicio de la década de los 70, que las personas podían teledesplazarse para trabajar usando comunicaciones remotas, basadas en las tecnologías de la información.

Desde ese momento y, sobre todo durante la época de los años 80, fueron muchas las empresas que comenzaron a experimentar los efectos del teletrabajo. Una forma de trabajar muy fomentada por la conciliación de la familia con el trabajo. La figura del emprendedor también tomó fuerza, y eran muchos los que apostaban por nuevos negocios –las start-ups de hoy– con escaso presupuesto. Una solución era, sin duda, trabajar desde el hogar para ahorrar costes.

Sin embargo, ya sea por medidas políticas o por cuestiones culturales, el teletrabajo no se ha extendido por igual en todas las partes del mundo. Está más desarrollado en países anglosajones en lo que a Europa se refiere y más aún en los Estados Unidos, país que además es pionero y saca provecho de muchas oras cosas.

Una de las razones por la que los norteamericanos potenciaron el uso del telecomunicaciones, fue el gran territorio geográfico que ocupa el país de los cincuenta estados. Las empresas descubrieron una gran ventaja disponer de empleados en las distintas sedes sin que hubiera necesidad de alquilar una oficina para cada uno de los puntos geográficos. La dispersión se facilitaba y optimizaba. La búsqueda de un radio mayor de acción con teletrabajadores amplió notablemente el área comercial y la productividad de las empresas. Se agilizaban también los servicios y se recortaban los costes.

La expansión del teletrabajo en los países europeos se explica bajo otras circunstancias. El desarrollo de la economía local de regiones aisladas y la reducción de costes fueron –y siguen siendo- los principales motivos de su uso propagado. Además, con estos dos conceptos se fomenta la competitividad de países que necesitaban un impulso en sus mercados comerciales.

Todo ello sin contar con el gran salto tecnológico que se ha registrado en las últimas décadas. El aumento de la velocidad de las redes de comunicación, la bajada de los precios de los equipos informáticos y la difusión de Internet han puesto a disposición de gran número de personas los recursos necesarios para el teletrabajo. En la actualidad, existe otro agente motivador del teletrabajo: el outsourcing o externalización de servicios de las empresas. Medias todas que fomentan la metodología de trabajar desde casa, tanto para autónomos como para empleados por cuenta ajena en empresas tecnológicas.

Sin embargo, se está dando una curiosa tendencia en los últimos años. Si en sus inicios, el teletrabajo favoreció, sobre todo, a los empleados que trabajaban por cuenta propia, ahora son cada vez más los empleados de compañías los que prefieren realizar su trabajo en casa, siendo los autónomos los precursores de nuevas formas de trabajar. Ejemplo de ello es el extendido co-working. La gran ventaja de esta modalidad radica en la cantidad de oportunidades comerciales que se pueden desarrollar gracias a las sinergias laborales entre profesionales.

Las tecnologías de la información nos permiten disponer de ella en cualquier sitio, sin ni siquiera levantarnos de la silla, pero también ha transformado las nuevas formas de networking. Una de ellas es, sin duda, la generada en los co-working.

Comenzamos hablando de medio ambiente, ¿no? Pues terminaremos hablando del mismo tema. Todo un clásico.

Al igual que en los años 70, el fantasma del cambio climático resurge–si es que alguna vez nos dejó. Por lo que si miramos a nuestro alrededor y contemplamos las múltiples herramientas tecnológicas que conectan personas y las transformaciones en las modalidades laborales de empresas y free-lance, sumado al sentimiento en auge que nos lleva a preservar el medio ambiente, no es de extrañar que innovadores como Jazk Nilles, descubran nuevas y útiles formas de trabajar, tanto para nuestro planeta como para nuestros profesionales. ¡Nos pondremos a innovar!


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