La amenaza de Abilene


En una calurosa tarde de verano en Coleman, una familia se encuentra jugando a las cartas en la terraza. El patriarca cree al grupo le gustaría salir, así que propone un viaje a Abilene. Su esposa, de inmediato, responde que es una gran idea. El suegro, a pesar de que sabe que el camino es largo, no quiere mostrar disconformidad con el grupo y acepta ir al viaje. La suegra, dadas las circunstancias, afirma inmediatamente:

—«Por supuesto, hace mucho que no voy a Abilene.»

El camino es largo, caluroso y la comida es desagradable. Cuando vuelven a casa, el patriarca dice:

—«Fue un gran viaje, ¿no?»

La suegra es la primera en confesarse. Responde que en realidad no quería ir, pero que aceptó porque el resto del grupo estaba emocionado. Pronto descubren que ninguno de los cuatro tenía especial ganas por ir a Abilene y que por la misma razón aceptaron la propuesta. De modo, que todos fueron a un viaje al que, en realidad, nadie quería ir.

Esta historia la propuso Jerry B. Harvey, de la Universidad de George Washington, en su libro de 1974 The Abilene Paradox and other Meditations on Management. El ejemplo de la familia de Coleman, está muy presente en el mundo de la sociología y la empresa. Se utiliza para explicar por qué los grupos de personas suelen tomar decisiones desacertadas, cuando en realidad ninguno de los miembros está de acuerdo.

¿Por qué nos comportamos así entonces? Este efecto conocido como la paradoja de Abilene ocurre mucho en las compañías donde un grupo de personas deben tomar una decisión que condiciona al resto, o en el momento de diseñar la cultura corporativa. Muchos directivos cometen el error de agradar. Al fin y al cabo, «todo sea por preservar la armonía del grupo y no dar la nota». A pesar de que el resultado final resulte claramente insatisfactorio.

El pensamiento en grupo presiona a sus miembros para tomar decisiones con las que no están de acuerdo. Lo curioso de esto, es que cada individuo es consciente de que está errando con sus acciones pero aun así lo hace. Aquí es donde se distingue a un buen directivo, a pesar de que normalmente todos se hayan visto forzados en algún momento a dejarse llevar por la dichosa paradoja de Abilene.

El psicólogo Irving Janis, de la Universidad de Yale, estaba de acuerdo con esta teoría y analizó varios grupos políticos norteamericanos y su impacto en el ataque a Pearl Harbor, entre otros acontecimientos históricos. En sus estudios descubrió que en estos casos se había buscado la conformidad dominada por el pensamiento en grupo. La presión y rapidez para tomar una decisión son los motivos más habituales por los que se comete este error, tan incorporado en nuestra vida diaria.

¿Te ha pasado? ¿Has ido alguna vez a Abilene?


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