Éstas serán tus armas para construir una ética laboral fuerte

No es fácil forjar y mantener una ética laboral consistente. Primero hay que estar muy en armonía con los principios que defenderemos. Las reglas que impongamos en nuestro trabajo debemos sentirlas propias, sino no conseguiremos transmitirlo a los demás y mucho menos, generar confianza en las relaciones laborales.
Cuando hablamos de ética, estamos hablando de un conjunto de elementos relacionados con el clima laboral, la calidad de nuestro trabajo, el tipo de negociaciones que realicemos, el espacio donde trabajemos, las herramientas que usemos. Un sin fin de circunstancias, métodos, personas y materiales que rodean nuestro ambiente laboral.
Las ventajas que rodean este conceptos son enormes. Empezando por la competitividad como profesionales dentro de un mercado laboral que así lo exige cada día más, y terminando por la satisfacción que nos produce seguir los patrones que nos identifican. De ahí su analogía con nuestra marca personal. Y es que la ética laboral constituye uno de los valores más importantes de la marca personal de cada uno. Se podría decir, incluso, que la ética aporta valor a tu marca.
Puede ser que consideremos que todo esto de la ética laboral la dominemos. «Son muchos años trabajando de un determinado modo y no me ha ido mal.» O que nos digamos, desde otro punto de vista: «Seré natural, tal como soy. Haciendo mi trabajo con pasión y esfuerzo, ya estaré construyendo una ética fuerte». Y es cierto, es importante conservar nuestra personalidad, sobre ella se construye lo demás. Pasan los años y el acelerado ritmo que nos impone cada día el mundo de hoy, nos ciega de algunos valores que nunca debemos perder. ¿Realmente estamos atendiendo a esto siete puntos?
Profesionalismo
Es el fundamente mismo de la ética laboral y engloba casi todos los aspectos que definen al profesional: su aspecto, el resultado de su trabajo, el modo de ejecutarlo, etc. Un conjunto de valores que detallen la calidad de su labor como profesional.
Respeto
Ante todo debemos respetar este elemento. Puedes ser muy profesional, pero sino tienes respeto por el trabajo, esfuerzo y opiniones de los demás, no llegarás muy lejos en tu carrera profesional. Nunca deja de estar de moda y siempre es exigido por todos, sean cual sean las circunstancias personales que nos rodeen. La presión nunca será una excusa.
Fiabilidad
Está claro, el resultado de tus acciones es importante y de él nacerá gran parte de la confianza que deposites en los demás. Si cumples con tu palabra y los demás saben que lo haces, estarás aportando una tranquilidad fundamental en el entorno laboral. Por cada promesa que cumplas, darás un paso hacia delante. De lo contrario, si faltas a tu palabra, estarás retrocediendo dos zancadas. Todo lo conseguido no se recordará.
Dedicación
La persistencia, la exigencia, el esfuerzo y el trabajo diario suelen dar su recompensa. Aplica cada día pasión y dedicación a tu labor. Quedará impreso en el resultado y los demás lo apreciarán como tal.
Determinación
Que no te asusten los retos, sino todo lo contrario. Alégrate de tenerlos, significará que sigues vivo. Ten coraje y sigue hacia delante. El entusiasmo, el propósito y la capacidad de adaptación serán tus mejores armas para afrontar cada desafío.
Rendición de cuentas
Hacerse responsable de los actos que uno hace es algo tan básico como mostrar respeto hacia los demás. Huye de las excusas y usa tus errores para no volverlos a cometer. Y si es así, y te encuentras de nuevo con la m misma piedra sigue reconociendo tus fallos. Al igual que, valora las responsabilidades que aceptan las personas que te rodean.
Humildad
Hazte a la idea de que «la mayor fuente del ser humano es la sabiduría y logros de otro ser humano.» Escucha, agradece y reconoce los éxitos de los demás. Y si lo quieres ver desde un prisma más egoísta, aprende de los demás. Sigue su ejemplo. Pero sobre todo, ten mucho sentido del humor, y más si la cosa va contigo. Aprende a reírte de ti mismo.