El proceso de selección: La vestimenta.


Si ya vimos cono nuestro currículum era nuestra carta de presentación, nuestra imagen, un elemento que hablaba por nosotros cuando nosotros aún no podíamos, ahora vemos cómo la vestimenta es el elemento que no habla por nosotros, pero complementa todo lo que decimos.

La sociedad necesita usar ciertos códigos para ordenarnos en función de estereotipos. y uno de los elementos más fácilmente identificables es la vestimenta. No queremos decir que nuestra forma de vestir nos define, lo que queremos decir es que tenemos que ser plenamente conscientes de que nuestra ropa comunica. De la misma manera que controlamos al detalle los elementos que aparecen o no en nuestro currículum, debemos hacerlo con nuestra vestimenta. Vemos ciertos aspectos a tener en cuenta:

Adáptate: Sé flexible. Cada profesión usa ciertos códigos de vestimenta. Los abogados y banqueros usan más el traje y la americana mientras que los creativos o los artistas usan ropa más casual. Evidentemente tienes que analizar cual es la cultura de la empresa, estudiar cual es el código de vestimenta. En la mayoría de las empresas este código no es un código impuesto por dirección si no un código de costumbre. Por eso es importante conocer cual es el “look and feel” de tu posible futuro espacio de trabajo y no desentonar. En estos casos vestir siempre muy elegante tampoco es garantía de éxito ya que un entrevistado en americana y corbata entrevistado por dos personas en pantalones cortos tan solo quiere decir que hay alguien fuera de lugar. Adivina quien.

Siéntete cómodo: Sé realista. Si el código de vestimenta es la americana y tú odias ese tipo de ropa, no estás acostumbrado, te pica, te molesta… No vas a estar a gusto en la entrevista. Y es más, es posible que ese no sea tu sitio ideal para trabajar.

Siéntete bien contigo mismo: Ve más allá. Ponte ropa que te haga sentir bien, ropa que te haga parecer todo lo inteligente o preparado que tu quieres transmitir que estás. A veces hay prendas que nos hacen sentir inseguros y otras que nos hacen vernos espectaculares. Evidentemente, elige la segunda opción.

Atención a los detalles: Los zapatos limpios, la camisa por dentro, aseo pulcro… hay personas obsesionadas con el orden y no quieres que tu entrevistador se pase la entrevista fijándose en que tienes una mancha en el cristal de las gafas en lugar de en escucharte. No uses demasiadas joyas, pueden llegar a ser una distracción y en ningún caso son sinónimo de profesionalidad y eficiencia si no de ornamento y exceso. Tampoco uses demasiada colonia, las personas somos muy sensibles a los estímulos olfativos y no sabes qué sensaciones puedes generar en tus interlocutores si lo inundas todo con tu fragancia, mejor no te la juegues.

Por lo general intenta que tu vestimenta sea la plataforma perfecta para que seas tú quien tome el control. Intenta que no dificulte tu discurso, que no te atribuyan características que no deseas. 


Deja un comentario