El poder de la conciliación laboral y familiar

Es indiscutible. Una de las herramientas más valoradas por los empleados para la retención y captación de talento es aquella que facilita la conciliación entre vida laboral y familiar. Con ellas, las empresas no sólo se convierten en atractivos para trabajar en ellas, sino que además aumentan la productividad de su capital humano y reducen considerablemente la cifra de absentismo laboral.
Está comprobado: las compañías que ofrecen programas de conciliación acorde a las necesidades de los trabajadores consiguen recortar el absentismo en un 40 por ciento. Así lo publica un informe elaborado por al Fundación Alares tras analizar las más de 1.200 candidaturas presentadas por las empresas a los Premios Nacionales Alares a la Conciliación de la Vida Laboral, Familiar y Personal y la Responsabilidad Social Corporativa.
El informe también enumera las medidas que más ofrecen las empresas para conciliar: jornada intensiva de verano, horario flexible, reuniones por videoconferencia para evitar viajes, reducción de la jornada, ampliación del permiso de paternidad y maternidad, paquete de servicios asistenciales para toda la familia, programas de teletrabajo, parking para situaciones especiales de la plantilla — embarazo, problemas de movilidad… — y jornada continua ante situaciones especiales.
Además, el Center for a New American Dream publicó un estudio basado en una serie de estadísticas que propone un recorte de la semana laboral y como consecuencia el aumento de la productividad. Y es que las personas que trabajan 11 horas al día tienen 2,5 veces más posibilidades de deprimirse y 60% más probabilidades de tener una enfermedad cardíaca. Así también, el 75 por ciento de los padres que trabajan 8 o más horas de lunes a viernes dicen no tener suficiente tiempo para dedicarse a sus hijos, y el 59 por ciento no tiene suficiente tiempo para sí mismos.
En España, la ley señala que el permiso de maternidad es de 16 semanas sin interrupción y ampliables en el supuesto de parto múltiple en dos semanas más por cada hijo o hija a partir del segundo. Salvando las seis semanas posteriores al parto, que son obligatorias para la madre, este periodo se puede distribuir a opción de la interesada tanto desde el punto de vista temporal —antes o después del parto—como entre ambos progenitores, que pueden distribuirse las diez semanas restantes y disfrutarlas de modo conjunto o separado.
La Ley para la Igualdad reconoce también el derecho a un permiso de paternidad, autónomo del de la madre, de 13 días ininterrumpidos, ampliables en dos días más por cada hijo o hija, a partir del segundo, en los supuestos de nacimiento de hijo o hija, adopción o acogimiento. Además, madres y padres tendrán derecho a una hora de ausencia del trabajo por lactancia de un hijo o hija hasta que éste cumpla nueve meses, que podrán dividir en dos fracciones. Sin embargo, ¿realmente es suficiente?
Hace poco leíamos algunos casos en compañías que dan ejemplo a nivel mundial por cuidar la captación y retención de talento gracias a innovadores programas orientados a mejorar la conciliación. Hablamos de Silicon Vallley, donde empresas como la distribuidora de producción audiovisual Netflix ofrece desde este mismo año permisos por maternidad y paternidad ilimitados el primer año y pagados al cien por cien.
Google ya lo entendió hace tiempo. En su caso son 18 semanas pagadas para las madres y hasta 12 semanas a los padres. Además, ofrece una ayuda de 500 dólares (457 euros) para cubrir las necesidades de los niños recién nacidos.
Facebook, la mayor red social en Internet, contempla cuatro meses de permiso a los nuevos padres, como Instagram, y cubre hasta 4.000 dólares (3.529 euros) en gastos de los hijos, además de dar la opción de trabajar desde casa y de ofrecer ayudas para la guardería.
El eterno debate sobre cuál debe ser la política empleada por la empresa con respecto a la paternidad sigue abierto. Un problema que sigue afectando a nivel internacional. Sólo hay que recordar a la eurodiputada italiana Licia Ronzulli y su hija en el Parlamento Europeo —en laimagen, tomada en mayo de 2015.
Los que está claro es que las empresas deben establecer unos horarios racionales, capaces de retener el talento, permitir la formación del trabajador, recudir costes estructurales de la propia compañía, aumentar la productividad del capital humano y disminuir el absentismo.