El empleado, la mejor ‘abeja’ de nuestra marca empresarial


Casi se podría decir que si el empleado utiliza el producto del negocio para el que trabaja y lo comunica, es mil veces mejor que si contratáramos al actor mejor pagado para que lo use durante 30 segundos de anuncio. Y mucho más económico.

El ‘boca a boca’ sigue siendo uno de los canales más antiguos y efectivos que hay hasta nuestros días. Confiar en la palabra de otro puede no sólo atraer nuevos clientes sino también fidelizarlos. Una cuestión de la que se inventan cada día multitud de herramientas sin trabajar en las recomendaciones que harían nuestros propios empleados de la marca en la que trabajan. Como si se trataran de pequeñas abejas que van depositando el polen en cada rincón que se posen. El efecto multiplicador es considerable.

Sin ir más lejos, ¿cuántas veces hemos preguntado al camarero de un restaurante por el plato que más le gusta a él de la carta? Prácticamente en un 90 por ciento de las veces, esa será la degustación que elijamos para nuestro esperado deleite.

Gestionar la marca como empleador es una tendencia importada por Estados Unidos, donde se la conoce como Employer Branding. Se trata de trabajar con la estructura directiva y gerencial para que presten el máximo cuidado en la gestión de sus personas, sin caer en paternalismos, con la máxima profesionalidad y con el máximo esmero. Y es que la Gestión de Personas es patrimonio de todo directivo. Desde la Dirección de Recursos Humanos se pueden dar instrumentos, pero es cada directivo el responsable de su equipo. Los ejecutivos tienen que ser conscientes de las dificultades que tiene buscar, encontrar y desarrollar a un buen empleado.

Al final nos centramos en lo más importante, que son los valores humanos de las empresas. Cuidarlos es tan imprescindible que abarca desde la productividad/coste de ese trabajador hasta la imagen real de nuestra marca corporativa. La marca y el capital humano serán las mejores armas para afrontar una guerra competitiva. El empleado es la propia empresa. Hoy día, esta conclusión está más que aceptada e interiorizada por la mayoría de los departamentos de recursos humanos. Además, si un empleado está contento y así lo expresa es una de las mejores formas posibles para retener y llamar al talento.

El valor que se visualice de nuestra plantilla se bifurca en dos condiciones claras. Una es el trabajo que realiza para la compañía – cómo lo ejecute, el tiempo que tarda en finalizarlo, los recursos que emplea para ello,… – y otro es el comportamiento de ese trabajador, tanto de forma interna atendiendo al nivel de clima laboral de la organización, como también de cara al exterior, su carácter más ‘público’. En este último punto, el empleado se convierte en un embajador de la marca corporativa. La lleva encima, la representa hasta en los momentos en los que disfruta de su ocio. Cada día va a la oficina con el traje que el fin de semana se queda guardado en el armario, sin embargo de lo que no se desprende es de la cultura y la marca que significa la empresa para la que trabaja. Por eso, es uno de los activos que más hay que mimar y que, en muchas ocasiones, poco se suelen fijar los comités directivos de las empresas.

Y no hace falta que llegue el fin de semana para ejercer su papel de embajador de la marca, ni siquiera es necesario salir de la oficina. La ‘boca’ que más habla de nuestra empresa en internet: las redes sociales. Por eso, ¿deberíamos plantearnos ‘educar’ a nuestros empleados para que utilicen de una forma ‘adecuada’ las herramientas digitales?

No se trata de una cuestión de prejuicios, ¿o sí? En el perfil del empleado se suele indicar la empresa para la que trabaja. Por eso, ¿tenemos derecho a guiarle sobre un uso que se adecúe al valor estratégico y cultural de nuestra organización?

Si bien es cierto, que normalmente, cuando se realiza un proceso de selección correcto, una de las cualidades por las que nos decantamos por uno y otro perfil, es si el candidato se identifica con los valores y misión de la empresa en cuestión. Por lo que, en principio, no debería sorprendernos el ‘carácter digital’ que utiliza en la red. Sin embargo, a veces puede darnos más de una sorpresa…

Por este motivo, la tecnología no es que sea una ventaja en sí misma, sino ésta es la capacidad de las personas en utilizarla adecuadamente. Pero cuidado con utilizar a nuestros empleados como altavoces en las redes sociales. No sería muy ético ni natural y al final acabaríamos con el poder de la voluntariedad. Se trata de una opción del trabajador que está contento y feliz en la empresa. Simplemente, le prestaremos el soporte y las herramientas adecuadas para expresarse, fruto de un compromiso real con la marca.

Bajo esta premisa, la labor del departamento de recursos humanos ­­– asociado con el de comunicación y marketing ­­– es la de concienciar de la importancia que tiene el empleado dentro de la empresa como la repercusión que toma fuera de la misma. Asimismo, se le podrá brindar de una estrategia Social Media adecuada a él como individuo y como miembro de una corporación. Será el momento de unir marcar personal con marca empresarial. Una fusión con múltiples ventajas ya sea a nivel de red de contactos, de información que mantenga actualizado al empleado en su campo de trabajo, como ventana a nuevas vías de negocio que faciliten su tarea, o simplemente como herramienta perfecta para encontrar las mejores referencias.

Con esta política formativa no sólo estaremos consiguiendo el uso adecuado de las redes sociales en relación con la reputación corporativa, sino que además estaremos motivando al empleado gracias a uno de los mejores recursos: él es un valor importante para la compañía. Tanto, que su papel resulta crucial de cara al exterior.

Todo para comunicar que nuestra compañía es uno de los lugares donde mejor se trabaja. Por supuesto, ni qué decir tiene que debe ser cierto. Existe la tentación de generar marca, sin prestar cuidado a su contenido. No podemos asociar unos mensajes de marca y no cumplirlos. Eso tendría un efecto boomerang que se volvería contra nuestra empresa.

Así pues, ¡viva el Employer Branding, también en las redes sociales! Potenciémoslo y démosle uso a la felicidad de nuestros empleados por formar parte de nuestra plantilla.

 


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