Cinco mentiras que el emprendedor suele repetirse a sí mismo


Las personas por lo general tendemos ha practicar un vicio muy perjudicial para nuestras vidas y carreras profesionales. Nos referimos al autoengaño. Si ya está feo mentir a los demás, hacérselo a uno mismo es aún peor de personas no muy inteligentes.

El camino del emprendedor es por sí mismo pedregoso y en ocasiones confuso. Por ello, que no seamos nosotros los que depositemos más obstáculos en el sendero. Porque nos digamos una y otra vez que ‘yo no he hecho tal cosa…’ o ‘ese riesgo es fácilmente asumible’ no significa que la evidente verdad se esfume como si nada.

Con el fin de atajar este problema que viene de serie en más personas de las que creemos, proponemos algunas de las mentiras que más repite esa voz interior de los emprendedores.

- ‘Empezaré este proyecto cuando la idea de negocio tenga más impacto’. Siempre existirá un mañana. Cualquier ‘start-up’ siempre va a necesitar más recursos de los que en un principio dispone con el fin de seguir creciendo. No todo tiene que estar perfecto para dar el siguiente paso. «Si tienes todo bajo control es que no vas lo suficientemente deprisa», dijo una vez el ex piloto Mario Andretti.

- ‘Necesito terminar con este trabajo o esta relación personal para dedicarme por completo a mi gran idea de negocio’. Una de las grandes mentiras del ‘pseudo-emprendedor‘. Las personas van y vienen de las vidas de cualquier persona. Unas relaciones se terminan y otras comienzan, y el trabajo siempre es necesario porque el dinero siempre se suele esfumar. Sin embargo, el tiempo es un factor que nunca recuperamos. El cuándo comenzar un proyecto lo decidimos nosotros. Esperar la mejor oportunidad para emprender suele convertirse en una gran pérdida de tiempo. Saber cuál es el mejor momento y tenerlo claro para ‘subirse al tren’ es importante, pero cuando llega hay que atraparlo, porque sino otra persona se subirá.

- ‘Esta noche me ocupo de ello’. ¿Cuántas veces ha caído el sol y tenemos un listado de tareas sin tachar? ¿Crees que te dará tiempo después de un largo día de trabajo? El cuerpo no suele estar pensando precisamente en ponerse de lleno con algún asunto. Está claro que el sacrificio es necesario en muchas de las etapas por las que pasa un emprendedor pero ello no significa que haya que privarnos de sus necesidades más básicas. Son éstas las que deben estar bien cubiertas para que todo funcione cómo y cuándo debe ser.

Muchos emprendedores se sienten frustrados incluso antes de su primera derrota. Se ven incapaces de trabajar tan duro como se exigen y eso trae consecuencias. A veces damos más valor a cómo nos sentimos con nosotros mismos que al verdadero impacto de nuestros quehaceres diarios. Podría ser esta la diferencia entre acabar con el proyecto o con nosotros mismos.

- ‘Lo hago durante el viaje’. Reservar también el trayecto de un viaje para contestar correos electrónicos, solucionar fallos técnicos o preparar un discurso puede ser una de las mayores mentiras que nos hayamos hecho jamás. Descansar es también una de las actividades que están planificadas en nuestra agenda. Y antes de comenzar a relajarnos deben estar cumplidas las promesas. Sólo así podremos desconectar al cien por cien y hacer que nuestro descanso sea verdaderamente efectivo.

- ‘No vuelvo a trabajar para este cliente’. Es una de las frases más comunes de todo emprendedor. Son muchos los motivos por los que no deseemos seguir colaborando con él o ella. Los motivos son múltiples, ya sea por no liquidar las facturas que le emitimos o simplemente porque no compensa el esfuerzo invertido para el resultado obtenido. O, incluso, las dos cosas. Sin embargo, en estas ocasiones el miedo a perder los clientes que ya tenemos es lo que nos empujar a olvidar estas palabra y a dar cuerda de uno de los recursos más útiles – en ocasiones – como es la paciencia.


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