¿Solo trabajamos por dinero?


Un buen rendimiento, un año exitoso, un ascenso… En muchas ocasiones, cuando los directores y responsables de una empresa piensan en recompensar a un empleado solo piensan en términos económicos ¿Pero es este el único esfuerzo que pueden hacer?

No vamos a negar que el sueldo es la base, lo imprescindible, pero cada vez más necesita ir acompañado de otros factores. En una sociedad donde empiezan a primar las experiencias por encima de los bienes materiales ¿Qué experiencia generamos a nuestros empleados en su puesto de trabajo?

Muchas veces se trata únicamente de mirar a la sociedad, como vive, como se comporta e interactúa y no convertir el entorno laboral en una burbuja ajena a nuestro comportamiento fuera de el.  No podemos olvidar que en nuestra sociedad:

Queremos ser actores protagonistas: De cara al consumidor las empresas y marcas tienen muy claro que el consumidor no es un simple oyente, que su actitud ya no es pasiva, que quiere tener voz propia. Lanzamos todo tipo de elemento de escucha activa, creamos el concepto de “prosumidor”, ponemos al consumidor en el centro… ¿Y por qué nuestros empleados son diferentes? No, no lo son, los empleados son parte de esa misma sociedad que demanda tener voz propia, ser escuchados. Y sí, también lo demandan en su puesto de trabajo.

Las palmadas en la espalda nunca sobran: Sin embargo, se suele ser muy contenido con las palmadas ¿Por qué? la mayoría de las veces porque el directivo piensa que puede situarse en una posición vulnerable con respecto al empleado, otras veces es simplemente cuestión de orgullo o ego.

En cualquier caso, si aceptamos como normal el “esfuerzo” económico para premiar al empleado, el “esfuerzo” emocional de sus responsables para comunicar éxitos debería situarse mucho más arriba en un orden de prioridades.

Salir de la oficina, fomentar el trabajo en equipo, estar pendientes de actitudes apáticas y volcarse con esos empleados… En definitiva, hay muchos “esfuerzos” que pueden marcar la diferencia entre un empleado contento y uno que no lo está. Hay esfuerzos más allá del dinero que cuestan mucho menos que el dinero y son más diferenciales.

Momento de crear un nuevo departamento. ¿Y si lo externalizamos?


Mejora en las cifras de exportaciones, aumento de la demanda en el comercio exterior, impulso del universo start-up, expansión internacional o la necesidad de ampliar nuevas oportunidades de negocio, son algunos de los motivos por los que se hace necesaria la creación de un nuevo departamento.

¿Quieres aumentar tu cuota de mercado? ¿Controlar tu proceso de internacionalización? ¿Llegan tarde los pedidos a tus clientes? Muchas veces, la globalización nos pone en la tesitura de ampliar nuestra vías comerciales. Es un hecho que se constata en número. «Los datos avanzan una mejora en 2016 del Indicador de Solidez de la Internacionalización (ISI) de la economía española.» Así lo ha adelantado AMEC, la patronal de industrias exportadoras.La buena noticia también la refleja en sus informes la CEOE. La patronal indica que «la demanda interna adquiere un mayor protagonismo en la senda de recuperación, mientras que el sector exterior reduce su aportación negativa al PIB en 2015 y en 2016 podría incluso aportar crecimiento.» Datos que podrían ser una clara señal de la leve mejoría que está atravesando nuestro país. Visto desde otra perspectiva, la crisis también ha forzado a muchas empresas a salir a exterior. Vender fuera si no se hace dentro. Para lo que es necesario ampliar también el capital humano.

Las start-ups también suman a una sociedad que cada vez apuesta y cree más por el emprendimiento. Instituciones, empresas y entidades bancarias aportan cada vez más granos de ayuda a la creación y lanzamiento de estas pequeñas e innovadoras empresas. Sus escasos recursos en los inicios suponen un escollo importante que superar. Pero a medida que se amplían sus cuotas de mercado, sus necesidades de ampliar o crear nuevos departamento aumentan a un ritmo acelerado. Es el momento también, en el que los emprendedores se preguntar si ese servicio se puede externalizar. Y es que las ventajas de escoger esta modalidad pueden ser múltiples.

Especialización del servicio. El tiempo y el esfuerzo se reduce al mismo tiempo que aumenta la calidad de los resultados.

Eficiencia en costes. Supone una importante razón económica para las cuentas de la empresa. Contratar a expertos externos frente a mantener un departamento completo, siempre suele salir más rentable.

—La gestión del nuevo servicio está apoyado por unas herramientas que ya han sido probadas a base de experiencia. Las técnicas que aporta la empresa externa están contrastadas y será más efectivas en la consecución de resultados.

—La externalización de un departamento permite a la compañía centrarse en el crecimiento propio de su negocio.

—Es una solución que se puede ir adaptando a la evolución del negocio y a las necesidades del mismo. Del mismo modo que si se tratara de un departamento interno de la empresa.

Convertir un coste fijo en uno variable permite adaptarlo a las necesidades reales de la compañía en todo momento.

Visión ampliada. Los conflictos ocultos de las empresas son fácilmente detectables, al mismo tiempo que las soluciones son mucho más alternativas.

 

El vídeo-CV: perfecto para según el tipo de perfil ofertado


Cada vez es más frecuente encontrarse con candidatos que describen sus competencias y habilidades a través de un vídeo-currículo. Aunque aún falta mucho porque se integre en nuestra sociedad, suele ser frecuente toparse con este tipo de recurso en sectores, sobre todo que requieren de amplias habilidades creativas. Sin embargo, el vídeo CV suele estar bastante ligado también a la marca personal de muchos profesionales, sean del ámbito que provengan.

Muchas veces, un folio plagado de letras con las que se describen nuestras competencias, experiencias y habilidades, no siempre es efectivo. La solución radica en ofrecer una información esquematizada que invite a la lectura. Y es que vivimos en una sociedad cada vez más consumista de lo audiovisual.

Se trata de una de las mejores herramientas para definir nuestra personalidad en el trabajo. Por ello, no sólo podemos pensar que corresponde únicamente a sectores creativos —profesores, periodistas, artistas, cineastas, etc. —, sino también puede llegar a ser bastante útil para todos aquellos profesionales que deban enfrentarse al público en presentaciones, congresos, ponencias, foros, etc. Todo depende del tipo de perfil del puesto de trabajo. Un director de comunicación, de marketing, un portavoz, un community manager, un CEO, deben dominar habilidades que requieren enfrentarse a una cámara, hablar en público o ser notablemente creativo en el mundo digital.

Por el contrario, otros candidatos, pensemos por ejemplo, en un informático o un financiero, no necesariamente deben tener manejo de la cámara. Incluso, puede ser hasta contraproducente para algunas personas. No todo el mundo tiene soltura ni la destreza de hablar, incluso, para un grupo reducido de personas. Lo mismo ocurre con el tipo de empresa al que vaya dirigido. No todas entran dentro de una cultura como la que precisa del vídeo-currículo.

Te ayudará a decidirte si reúnes estas condiciones: si tienes la habilidad para comunicar y expresar mensajes claros y directos; si tu sector está abierto a este tipo de iniciativas; si tienes un blog, página personal u otro canal donde dar a conocer tu marcar personal. En contraposición, el vídeo-CV resulta poco práctico si muestras inseguridad y nerviosismo frente a la cámara; si tienes dudas sobre tu discurso; si trabajas en un sector demasiado hermético y tradicional; o si careces de un canal personal adecuado para exponerlo.

Finalmente optamos por su producción. Para ello, es importante tener en cuenta que no es sencillo obtener un resultado realmente bueno. Hay que asesorarse por empresas que suelen dedicarse a ello. Naturalidad y seguridad siempre frente a la cámara. Asimismo, tampoco hace falta que la persona salga demasiado en pantalla. Sólo hay que ver ejemplos como este, para dejar volar nuestra imaginación, acorde a nuestras habilidades y debilidades.

Una vez tenemos claro estos dos principios, damos rienda suelta a explicar tres puntos fundamentales: quién somos, qué hacemos y por qué importa nuestro trabajo. Alrededor de ello, podemos crear el ambiente creativo (o no) que mejor se adapte a nuestro ámbito profesional. Y por supuesto, al igual que se hace con un currículo convencional, el vídeo-CV también hay que mantenerlo al día. Se puedes indicar fecha sobreimpresionada en pantalla, o bien grabar un mensaje generalizado, protegiéndolo todo lo posible de la obsolescencia.

Para su difusión, existen muchos portales especializados, pero también se puede pedir información directamente a empresas empleadoras. Es recomendable que sea la reclutadora que sea, el candidato se informe adecuadamente de los lugares que garanticen la protección y el uso de una información tan preciada.

Las redes sociales y páginas propias suelen ser un gran canal para su difusión. Asimismo, si se considera adecuado por el tipo de candidato, puede valorarse su propagación en ambientes universitarios o escuelas de negocios. Éstos suelen ser lugares donde se germinan los productos más innovadores —recordemos que Facebook comenzó su exitosa andadura en el ámbito universitario.

Lo importante es darnos visibilidad como profesionales, definir una marca perosnal clara y ser coherentes con lo que ofrecemos en nuestrp vídeo-CV. Los valores más demandados por las empresas ya se está dejando claro: innovación, creatividad, habilidad comunicativa y capacidad resolutiva.

 

Start-up, no bajes la guardia en estas cuatro consideraciones


El emprendimiento está a la orden del día. Lo vemos cada vez que abrimos los periódicos laborales. La demanda de perfiles autosuficientes y autónomos en sus labores es una tendencia al alza de las empresas que apuesta por el crecimiento y la evolución constante. En los Estados Unidos ya es un hecho consolidado hace tiempo. En Europa también los estamos viendo. La inversión del viejo continente alcanzó los 13.400 millones de euros el pasado año, 5.000 millones más que en 2014. Y en España la repercusión de la mentalidad emprendedora va aumentando enteros. Así lo comprobamos este viernes con una cifra más que confirma el poder del ser humano por renovarse cada día.

Los millenials españoles cada vez apuestan más por el emprendimiento. Según las conclusiones del Estudio Global de Emprendimiento Amway, las generaciones más jóvenes así lo reconocen a pesar de la difícil situación derivada de la crisis económica. Según los datos reportados, los niveles de deseabilidad de los millennials son del 63%, con una viabilidad situada en el 46%.

Incubadoras, planes financieros procedentes de entidades bancarias, asociaciones, grandes empresas, etc. El abanico de herramientas con las que impulsar a jóvenes y no tan jóvenes en sus inicios como empresarios, se va poco a poco ampliando. Queda mucho aún por lograr, empezando por los numerosos obstáculos originados por anquilosadas estructuras jerárquicas.

Sin embargo, son trabas que lamentablemente no están al alcance de los emprendedores. Por ello, nos centramos en poner fin o, por lo menos, suavizar el efecto de los errores que comenten los propios empresarios, cuando abren un nuevo negocio. Se trata de un ejercicio de identificación de las barreras a las que se enfrentan las start-ups de nuestros días. Y descubrimos en la revista Inc.com las tres grandes áreas donde más fallos se cometen, a fin de advertir a los protagonistas del artículo.

—Exceso de confianza. Muchos emprendedores sobrevaloran sus recursos, la idea de negocio y la acogida del mercado. Para evitarlo es clave realizar un exhaustivo análisis del mercado al que nos vamos a dirigir. Parece demasiado lógico, y por termina siendo obviado en más ocasiones de las deseadas. También suele ser frecuente el forzar un modelo de negocio y sobrevalorar los comentarios positivos, los cuales a veces pueden aportar más daños que beneficios. Todo depende de cómo se asimilen. Y eso depende de uno mismo.

—No pedir ayuda. Todos necesitamos la ayuda de alguien en momentos difíciles. Necesitamos a los demás para evolucionar como personas y como profesionales. Ya sea moralmente o repercutiendo en forma de inversión, ambas maneras de ayudar al emprendedor son determinantes en el éxito del mismo. De hecho, cada vez son más las personas que se apoyan en mentores o consultoras para no decaer y seguir un patrón de éxito.

—Equipo de trabajo inadecuado. Resulta una de las labores más complicadas para las start-ups. Las empresas, sean grandes, pequeñas o medianas, están compuestas por personas, y serán éstas las que marquen el destino del negocio. Dependiendo de los equipos que las formen, así será la identidad de la compañía. Por ello, es normal dedicar largos procesos de selección para identificar a las personas que mejor representen nuestra organización. Las start-ups van necesitando ampliar su plantilla a medida que van necesitando. Es la ley de la naturaleza aplicada a los negocios. Y un buen síntoma. Así, la mayoría acuden a consultoras de recursos humanos como 360 Talent, con el fin de orientarse de los perfiles del mercado, de diseñar estructuras adecuadas de equipos de alto rendimiento, e identificar y seleccionar a las personas que mejor se ajusten a sus culturas corporativas. No es fácil, y muchas veces hay que pasar numerosas entrevistas hasta dar con el talento requerido.

Añadimos a estas tres consideraciones, una cuarta. Y es la de querer crecer demasiado pronto. Se trata de uno de los mayores problemas de la start-ups de hoy en día. Vivimos en un mundo del bien y ahora, ya sea impulsado por las nuevas tecnologías con las que obtenemos información al instante o la comodidad del Internet de las Cosas. Sin embargo, cada dimensión requiere su tiempo. Hay unas pautas y unos ritmos que a veces es mejor respetar para no precipitarse. Es cierto que hay que ir por delante de nuestros competidores. Asumir riesgo forma parte del emprendedor de éxito. Pero en dosis controladas.

«El lanzamiento de un producto que no está listo puede causar grandes daños a la marca. Los indicadores de rendimiento nos ayudan a responder a la pregunta: ‘¿completa nuestro producto el trabajo por el que nuestros consumidores lo demandan?’, pero hay muchas empresas que tratan de crecer antes de responder esta pregunta», dice Jordan Wright, cofundador y CEO de Comfy, para la revista Forbes.

Las start-ups que tienen en cuenta estas cuatro consideraciones, tendrán más posibilidades de éxito. No bajar la guardia para no caer inconscientemente en estos errores es la clave del buen emprendedor.

Lo que convierte al IT en el más deseado


Es una cuestión estrictamente necesaria de nuestro presente y futuro. Cada vez son más las empresas que demandan perfiles digitales, expertos en habilidades orientadas a las tecnologías de la información. Todas las empresas crean y recogen cada día multitud de datos que deben estar organizados y orientados a la estrategia del negocio. Por eso, las primeras organizaciones que han asumido este papel rápidamente son las start-ups de estos últimos años. Ellas tienen claro que sin profesionales en analítica, gestión y aplicación del Big Data en la empresa, lo tendrán competitivamente muy difícil.

Sin embargo, no sólo las compañías de nueva creación son las que más demandan este tipo de profesionales, también muchas grandes empresas llevan tiempo transformando sus equipos en digitales. Éstas también solicitan perfiles IT, lo que hace que cada vez resulte más complicado encontrar este tipo de candidatos en el mercado laboral.

Y es que no sólo las organizaciones deben transformarse en la era digital, las personas también han de adaptar su desarrollo profesional individualmente a lo que demanda el mundo de hoy. Así pues, se hace indispensable poner en claro cuáles son las competencias básicas que se definen en los perfiles IT.

1. Conocimiento digital y habilidades tecnológicas. Está claro que sin conocer el funcionamiento de herramientas técnicas que hagan efectiva la gestión del Big Data será casi imposible competir en este tipo de mercado.

2. Encontrar y filtrar información. El profesional será capaz de gestionar la marea de datos digitales; gracias a búsquedas efectivas, recogida y evaluación de lo pertinente así cómo una gran habilidad para organizar y compartir esa información. Aquí entrar en juego perfiles muy analíticos, con gran capacidad de síntesis, orientada a resultados.

3. Comunicación digital y efectiva. Resulta una de las competencias clave en cualquier tipo de profesional. Si una persona no es capaz de comunicar y compartir su trabajo, prácticamente su esfuerzo termina siendo inexistente. Las personas deben relacionarse y colaborar en entornos digitales.

4. Aprendizaje continuo. Supone otra de las bazas más importantes de cualquier candidato. Si un profesional no posee todos los conocimientos técnicos exactos pero su actitud le facilita enormemente el desarrollo como profesional, llegará mucho más lejos que el primero. Es clave que las personas tengan predisposición, habilidad de captar de manera autónoma todos los recursos digitales que hay a su alrededor. Además, un buen perfil IT debe participar en comunidades de aprendizaje, donde se presenten las novedades más golosas para las empresas.

5. Pensamiento crítico y alta capacidad para evaluar resultados siguiendo la visión estratégica de la empresa. Sin esta definición no avanzaríamos prácticamente en la consecución del objetivo marcado por la compañía. El profesional especializado en IT debe ser capaz de comprender el mundo digital e incorporarlo en la orientación estratégica de su organización.

6. Liderazgo y gestión de equipos en red. Cada vez son más los entornos laborales inmersos en entornos digitales. Por ello, se hace indispensable ser habilidoso para dirigir y coordinar equipos de trabajo distribuidos en la red. Una condición que a priori puede resultar sencilla, nada más lejos de la realidad.

7. Comprensión y orientación hacia el cliente final. Los perfiles que empáticos suelen ser los más queridos. Las personas que son capaces de interactuar, entender y satisfacer las necesidades de otras, sin dejar de ser asertivas, suelen alcanzar lo que se propongan. En este caso, el tipo de cliente es digital, de ahí que resulte indispensable la capacidad de comunicarse en entornos en red.

8. Creatividad. Esta condición viene dada por la exigencia actual de las empresas a innovar constantemente su líneas de negocio. Los profesionales creativos encontrarán rápidamente nuevas vías con las que adaptarse mejor al continuo cambio del mundo digital.

10. E-Seguridad. Las altas dosis de competencia entre las empresas, sumado ese ritmo cada vez más acelerado por innovar, hacen indispensable un alto conocimiento de la protección de datos digitales.

Tras este breve repaso de las competencias más demandadas en el perfil IT, nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de ampliar la educación de los más jóvenes en el contexto digital. Colegios e institutos deben formar alumnos totalmente autónomos en la gestión del Big Data, a través de estas diez básicas competencias laborales. Asimismo, todo empleado debe tomar nota para hacer efectiva el desarrollo de su carrera profesional, sin quedarse obsoleto. Para ello, muchas empresas se apoyan en consultoras como 360 Talent, donde la formación de competencias digitales está a la orden del día.

Ser multidisciplinar para adaptarse al cambio


Todo profesional suele pasar por una fase en la que se pregunta: «¿quiero ser un especialista de una determinada área del conocimiento o englobar y abarcar todas las que pueda?» Ni tanto ni tan calvo, por supuesto. Es cierto, vivimos en un mundo donde la globalización nos implica a tomar medidas en nuestras vidas profesionales. En él, se comparten informaciones muy variadas formando sinergias interesantes. Y es que todo perfil demasiado especializado o técnico iría en contra de las leyes de la naturaleza que, a su vez, se rige por el máximo equilibrio de sus componentes.

Cada vez más, los colaboradores duran menos en las empresas. Y sino, echemos un vistazo a Silicon Valley, donde la media de rotación de un empleado está en tres años —sobre todo si hablamos de los perfiles digitales, los más demandados. Por esta razón, se hace indispensable rescatar las experiencias de cada sector o empresa para aplicarlas en las siguientes. Es necesario y lógico. Esta trayectoria nos hace ser cada vez más multidisciplinar. En cierto modo, el concepto de globalización, del acelerado ritmo de cambio y desarrollo, incita sin darnos cuenta a que seamos más multidisciplinares. Así lo requiere el actual mercado.

Un perfil de este tipo no sólo nos está diciendo su gran capacidad para desempeñar tareas muy variadas en temas diversos, sino que nos está advirtiendo de un aspecto crucial para el actual mercado laboral: su adaptación al cambio. Para alcanzar esa faceta ‘todoterreno’ ha tenido que ampliar sus conocimientos, habilidades y competencias. Esto confirma una audaz rapidez por absorber todo lo que hay a su alrededor. Suele ser curiosa, autodidacta y muy proactiva. Se podría decir, por tanto, que las personas multidisciplinares sienta las bases para la adaptabilidad al cambio. Además suelen caracterizarse por tu trabajo metódico y disciplinario. Necesitan el orden para desempeñar su papel polifacético. Realizan con rigurosidad sus actividades. Y por supuesto les encanta el aprendizaje constante, el mundo de lo práctico y la comunicación abierta con un entorno cada vez más amplio. De hecho, las tecnologías de la información facilitan el enriquecimiento de este tipo de perfil.

De modo que, en la medida que una persona se prepara en distintos aspectos, aprende a conocer mejor la realidad y eso es útil para todos los sectores.

Su paso por diferentes sectores y empresas, además de nutrirles con conocimientos nuevos, les beneficia en cuanto a proponer nuevos puntos de vista, perspectivas que nunca antes se habían dado de una determinada materia. Repercute así para utilizar un aspecto de un área en otra que nunca antes se hacía usado, potenciando la innovación.

Además, cuanto más multidisciplinar sea una persona, más única y diferenciadora convertirá su perfil y marca personal. Cada vez será más difícil encontrar a un profesional que haya aprendido exactamente los mismos conocimientos que otro.

Un ejemplo de un perfil multidisciplinar a la fuerza, es el experto en Big Data, al que se le exigen, no sólo conocimientos orientados a utilizar las Tecnologías de la Información y Comunicación, sino a dominar ampliamente los negocios en los que colabora. La tendencia es esta. Aumenta progresivamente la demanda de este tipo de perfiles digitales. El futuro va a requerir de nuevas capacidades, gente que sepa hacer muchas más cosas, con más preparación, todo será mucho más sofisticado. Si atendemos a un Informe del World Economic Forum presentado en Davos, la digitalización supondrá la creación de 2,1 millones de puestos de trabajo y la desaparición de 7,1 millones; el balance es evidente.

Asimismo, los equipos de trabajo cada vez se inclinan más por constituir una base multidisciplinar. Esto lo vemos cada día en las numerosas start-ups que se construyen en base a diversidad de perfiles. Multidisciplinarios y multiculturales.

En las empresas actuales y frescas, cada persona tiene el mismo valor aunque sea diferente y se rigen por una jerarquización flexible. Se reparten las responsabilidades, cada uno saber cuál es su papel en el equipo.Aunque cada colaborador tenga su rol dentro de estos equipos, cada miembro es libre de aportar su dosis de creatividad en la sección y departamento que sea, para lograr una meta en común.

Todos los matices del ‘smartworking’


Los cambios en la nueva era laboral, potenciados por las tecnologías de la información y la llegada de las nuevas generaciones, han dado lugar a numerosas formas de trabajar. Entre ellas, el smartworking. Una práctica que consiste en utilizar las TIC para gestionar de forma inteligente el trabajo, de manera que se pueda obtener una mayor rentabilidad.

Aunque todavía existe un gran colectivo de empresas que no practican estas nuevas formas de trabajo, muchas otras sí lo están llevando a cabo desde hace tiempo. Algunas de estas compañías ni siquiera les ha puesto nombre, pero lo cierto es que son smatworkers. ¿Por qué? Porque emplean conceptos como movilidad, teletrabajo, comunicación permanente, flexibilidad horaria, ubicuidad, conectividad, acceso global y constante al conocimiento, networking y viralidad. En definitiva se trata de la gestión flexible de nuestro propio tiempo, la posibilidad de aprovechar todo el caudal de inteligencia social y la gestión de ideas y servicios, más que de recursos, en una economía digital.

Pero, ¿estamos aprovechando realmente el trabajo smart? ¿Cómo podemos lograr que el trabajo inteligente mejore nuestra vida y beneficie a las empresas en las que trabajamos? A través de tres vías importantes, orientadas a optimizar la estrategia del negocio.

Cambio de cultura corporativa. Para desempeñar nuestra labor en un ambiente de smartworking es necesario aplicar unos valores que definen la raíz principal de su significado: la autogestión del empleado. Con este modelo resulta indispensable crea una cultura basada en la consecución de objetivos. Por lo que se empleará una mayor orientación a resultados.

—La transformación digital de las empresas lleva a diseñar procesos que apoyen y beneficien las tecnologías. Se trata de encontrar formas más eficientes para producir productos y servicios. Lo que nos lleva a mejorar en competitividad.

Economía colaborativa y en red. Nacen nuevas relaciones laborales, relacionadas con la interconexión en redes. El empleado trabaja en entornos colaborativos, muy propicios para establecer un networking eficiente.

Sin embargo, el smartworking también nos deriva hacia su lado oscuro. Nada es totalmente blanco ni negro. Tras descubrir los matices más claros nos adentramos en unas consideraciones que son necesarias valorar antes de ponerlo en práctica. Y es que cuando se trabaja en un entorno de estas características, es mejor tomar en su justa medida los tres aspectos mencionados anteriormente.

Las economías colaborativas traen consigo un mayor riesgo de distracciones y de pérdida de tiempo. Es complicado integrar culturas diferentes, compartir valores y conectar maneras de pensar. De ahí la gran labor del departamento de Recursos Humanos para coordinar que todo funcione adecuadamente entre tanta disparidad laboral. «No puedes unificar el pensamiento de todo el mundo, pero sí puedes unificar cada pensamiento a través de un objetivo común», explica el fundador y CEO de Alibaba Jack Ma.

Otro de los inconvenientes —sobre todo muy sonados entre las conversaciones de las generaciones más jóvenes— es el aislamiento que puede llegar a producir el teletrabajo completo, así como la falta de oportunidad para interactuar con el resto de compañeros, o la dificultad para conciliar. Es el extremo de esta cultura ya implantada en muchas de nuestras empresas.

De modo que, ¿cómo reducir el efecto de estos daños colaterales del smartworking? Muy fácil. Aplicando las zonas más grises de su filosofía. No radicalizar el modelo. Defender sistemas mixtos. Conservando lo mejor de cada método, como por ejemplo, aplicar sus técnicas desde un entorno de oficina y no desde casa.

Sin embargo, y a pesar de estas dificultades, el smartworking se considera una de las maneras de trabajar más productivas y beneficiosas para todos. Por algo lo indica su propio nombre.

El ‘growth huncker’ se fortalece, ¿te gustaría aprovecharlo?


Se trata de un perfil que jugará un papel muy importante en el mercado laboral más inmediato. Poco a poco las empresas van demandando candidatos con habilidades digitales más específicas. Y es que cuanto más avanzamos en esto de la transformación digital mejor definimos y detallamos las necesidades que nos van surgiendo. Lo que se traduce en una demanda de perfiles cada vez más definidos.

De modo que la pregunta ¿qué quieres ser de mayor?, cada vez está perdiendo una mayor consistencia. Y todo a causa del acelerado ritmo en los cambios del mundo en el que vivimos. Los niños –ni sus padres- son a penas capaces de imaginar a lo que se dedicarán en sus vivas.

Una de esas profesiones que ni pensábamos hace unas décadas es la de growth huncker. Que significa ni más ni menos algo asó como estratega de posicionamiento. Se señala al estadounidense Sean Ellis como acuñador de este término, al que prevé como el próximo vicepresidente de marketing. Por supuesto relacionado con el big data y lo que conlleva este gigantesco mar digital.

Aunque ya es una palabra muy latente entre las start-ups tecnológicas tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, lo cierto es que estamos en un momento perfecto para que estudiantes y profesionales que quieran especializarse en un área digital, puedan apostar por formarse y competir con los mejores perfiles digitales del mercado. Por eso, es hora de explicar, qué habilidades y competencias necesitas si optas por convertirte o contratar a un growth huncker.

Análisis de datos, optimización de páginas web, posicionamiento SEO, publicidad en Internet, marketing digital y todas aquellas técnicas tan económicas como rentables. Sustituye la comercialización tradicional en estrategias innovadoras y de bajo coste. Esto supone una herramienta indispensable para todas aquellas start-ups que busquen un lanzamiento lo más viral posible.

El growrh huncker debe ser muy analítico, vive para y por los resultados en cifras. Y por supuesto muy empático. El contenido ha de circularse en la red maximizando su difusión todo lo posible. A la pregunta ¿cómo puedo conseguir clientes para mi producto?, este perfil profesional usará su creatividad en marketing, su habilidad analítica y sus destrezas en programación para buscar ese crecimiento paulatino y orientado a captar clientes potenciales para su empresa. Tráfico, visibilidad y notoriedad de la marca primarán en sus planes estratégicos.

La moneda para tus transacciones se llama atención


Llevamos años escuchando la misma frase: «mucha información desinforma». Lo mismo ocurre cuando nos encontramos ante una saturación excesiva de productos cuya calidad resulta difícil de comprobar.

A lo largo de la historia, la moneda de cambio ha ido variando en función a los nuevos avances del ser humano. Normalmente se trata de objetos físicos, fáciles de medir. Pero, ¿qué ocurre cuando es un valor intangible con el que vendes tus productos? Esto tampoco es nuevo. En el momento en el que interactúan dos o más personas, existen infinidad de intercambios intangibles.

Bajo la perspectiva actual, las tecnologías de la información constituyen por sí mismas el avance por excelencia de nuestra era. Demasiados datos para tan poco tiempo. Ese es el lema. Pues bien, hace algún tiempo lleva dando vueltas en este mar de datos, el concepto de economía de la atención’ como moneda de cambio en el mundo de los negocios. Y es que cuando se trata de contenido no se pide dinero, sino atención.

Autores como M.H. Goldhaber y G. de Franck incluso llegan a afirmar que las transacciones de atención sustituirían a las transacciones financieras como foco de nuestro sistema económico.

Uno de los libros que explica precisamente cómo funciona este tipo de economía —a la que casi estamos acostumbrados pero no nos damos demasiada cuenta— es el de Thomas H. Davenport y J. C. Beck, The Attention Economy: Understanding the New Currency of Business” (2001). En él, ambos autores explican cómo, por qué y para que la gran cantidad de información existente hace que la atención sea el recurso más escaso, incluso más que el talento o la tecnología. Este concepto, aplicado a la empresa, refuerza aún más su significado.

Las compañías son cada vez más gestoras de información, trabajan con grandes volúmenes de datos que a diario son analizados. Ese estudio supone un coste: el tiempo. Y por alusión, dinero. De hecho, la cantidad y calidad de atención con la que se preste a la información que rodea nuestro negocio, puede ser clave para el éxito o el fracaso del mismo. Por este motivo, las tecnologías aplicadas a la productividad y gestión del big data toman un mayor papel protagonista, dentro de las actuales oportunidades de negocio. Además, los costes de creación de información digital, así como de su reproducción y distribución, son casi nulos en el actual sistema de nuevos medios digitales e Internet.

Esto nos lleva a pensar en la explosión de las redes sociales. Esa necesidad de estar conectados recrea nuestra hambre por estar conectados permanentemente. Lo que otorga un enorme poder a la economía de la atención. Es tal esta condensación de satos, que se llega a hablar de contaminación de la información. Por ello, cada vez más personas necesitan respirar aire fresco y huyen a lugares donde ni siquiera su móvil tenga cobertura.

La economía de la atención lleva varios años desarrollándose. Una vez se ha instalado en nuestro día a día, ahora el desafío está en diseñar nuevas formas de interacción, distribución e intercambio de atención. Al fin y al cabo, desde que el comercio existe, todos los negocios quieren captar atención de sus potenciales clientes. En la actualidad, la diferencia dentro de la gran economía de la atención —sustentada por el big data— radica en la inmediatez y personalización del contenido por el que se reclama esa atención. Claro está, que la cosa se complica cuando se quiere convertir la atención en valor económico.

El reto de las empresas sigue siendo el de fidelizar al cliente a medida que vayamos llamando más y más su atención. De este modo, ganaremos el derecho de propiedad de su atención.

Practica con estos acertijos el pensamiento lateral


Existen muchas perspectivas para afrontar los problemas. Las cosas no sólo tienen una cara. Y eso es lo que se potencia precisamente con el pensamiento lateral. Lo que más se valora en estas ocasiones es ser capaz de encontrar soluciones gracias a caminos alternativos. De hecho, cada vez son más las empresas que prefieren personas disruptivas, flexibles e innovadoras en sus equipos de trabajo. Estos profesionales resuelven los problemas cuando todo indica que no hay respuesta o saben cuándo cambiar las cosas.

Por suerte, se puede potenciar esta menara de afrontar realidad. El pensamiento lateral es el conjunto de técnicas que se emplean para generar ideas creativas pero organizadas y siempre encaminadas a problemas o conceptos que tenemos en mente. Es lo contrario al pensamiento lógico. Estamos acostumbrados a ir resolviendo paso a paso y de forma directa cada problema, pero con el pensamiento lateral buscamos potenciar la perspicacia, creatividad y el ingenio. A largo plazo, se ampliará nuestra capacidad resolutiva, ejercitaremos nuestra habilidad para ver las cosas bajo todos los prismas que podamos fabricar.

En definitiva, todo se basa en el tratamiento de la información. Y es que según la definición del pensamiento lateral, las ideas parten desde nuestro interior, y no surgen gracias a elementos externos. Gracias a la reestructuración de la información disponible mediante la perspicacia y agudeza, obtendremos soluciones mucho más innovadoras y sobre todo útiles. Ya no existen barreras en este proceso.

Sin embargo, el objetivo del pensamiento lateral no es elaborar ideas correctas como puede entenderse así. Su función es la de generar un gran número de ideas, que luego se examinarán y valorarán. Con este aplazamiento del juicio crítico se aplaza la condena de las ideas que por prejuicios pueden ser inadecuadas. Y es que el aplazamiento del enjuiciar da como resultado una de las mejores ventajas de este tipo de técnicas creativas: las ideas sobreviven.

Este concepto tan característico fue acuñado por Edward de Bono, en su libro New Think: The Use of Lateral Thinking (1967). A él debemos su definición y desarrollo teórico. Por su parte, el británico Paul Sloane recoge en algunos ejercicios de pensamiento lateral para ponernos manos a la obra y dar rienda suelta a nuestra creatividad. Un buen plan para esta tarde de lunes no lectivo para unos pero víspera de fiesta para todos.

Fácil: el hombre en el ascensor

Para comenzar, he aquí uno de los más viejos y conocidos problemas de pensamiento lateral. Dice así: Un hombre vive en el décimo piso de un edificio. Cada día toma el ascensor hasta la planta baja para dirigirse al trabajo o ir de compras. Cuando regresa, siempre sube en el ascensor hasta el séptimo piso y luego por la escalera los restantes tres pisos hasta su apartamento en el décimo. ¿Por qué lo hace?

Moderado: agua y vino

Sobre la mesa hay dos vasos. Uno contiene agua y el otro vino. Ambos contienen exactamente el mismo volumen de líquido. Si se toma una cucharada de agua del vaso correspondiente y se la vierte en el vaso de vino, y luego se toma una cucharada del vaso de vino y se la vierte en el de agua, ambos líquidos quedan contaminados. Pero, ¿cuál es el más contaminado? ¿Contiene el agua una mayor proporción de vino que el vino de agua o es al revés?

Difícil: muerte en el prado

Un hombre yace muerto en un prado. Cerca de él hay un paquete cerrado. No hay ninguna otra criatura en el prado. ¿Cómo murió?

Hombre en el bar

Por su brevedad, simplicidad y dificultad, este acertijo tiene algunos méritos para ser considerado el mejor acertijo de pensamiento lateral de todos los tiempos.

Un hombre entró en un bar y solicitó al camarero un vaso de agua. Nunca antes se habían encontrado. El cantinero sacó un arma de debajo del mostrador y apuntó al hombre. El hombre dijo: «Gracias» y se fue. ¿Por qué?

Soluciones.