¿Cómo atraer al perfil IT?


Es una realidad que lleva tiempo instalada en el mercado laboral nacional e internacional. El perfil especializado en las tecnologías de la información es uno de los más queridos actualmente por las empresas. La guerra por este tipo de profesional condiciona a muchos departamentos de recursos humanos y consultoras de selección de personas a convertirse en auténticos agentes creativos para atraer al mejor talento.

Asimismo, la transformación digital de las compañías, especialmente en el sector de servicios financieros, supone un doble reto que intensifica la necesidad de contratar a personas cualificadas en IT.

Muchas veces, se trata de un mundo totalmente nuevo para organizaciones estáticas, muy establecidas desde hace años en sectores tan longevos como es el de la banca y finanzas. Por ello, el Fintech supone un desafío al que enfrentarse lo antes posible. Como suele suceder en la mayoría de los casos, cuanto antes se diseñe una estrategia de adaptación, menor riesgo supondrá y mejor estaremos posicionados dentro de nuestro mapa de posicionamiento.

Analíticos por naturaleza, organizados, metódicos y con amplia visión estratégica. Así se podría definir a grandes rasgos un perfil especializado en Big Data, lenguajes informáticos y desarrolladores digitales. Si lo extrapolamos del sector financiero, observamos que consumo y retail, healthcare, industria y energía y demás servicios profesionales necesitan de sus destrezas para afrontar con éxito el cambio, en este contexto de revolución industrial como muchos llegan a afirmar.

De modo que, ¿cuáles son las claves para atraer a este tipo de perfil tan deseado? Si trabajamos con consultoras especializadas en tratar con candidatos IT, entre otras áreas, no tendremos demasiado problemas. Su amplia red de contactos y sus habilidades para detectar talento digital nos facilitan bastante la labor, además de aportarnos seguridad y eficacia en el proceso. Sin embargo, puede suceder que un departamento de recursos humanos y selección no disponga de esta ayuda externa. En este caso, se verá en la obligación de transformarse a sí mismo para comenzar un proceso de selección al que nunca antes de haya a penas enfrentado. Para ello, es recomendable seguir unas cuantas pautas.

Antes de comenzar el proceso de reclutamiento, es fundamental entablar una relación muy cercana con los jefes de equipos tecnológicos. Se trata de conversar con ellos en el día a día para conocer a fondo sus necesidades, dinámicas de trabajo, recursos disponibles, metodologías, etc. Resulta un paso obvio, y por eso mismo a veces pasa desapercibido, valga el contradicción. De hecho, lo más aconsejable es que el responsable del equipo se involucre tanto, que sea él mismo el que participe en muchas entrevistas y estrategias de selección. Su evaluación como experto, unido a la experiencia del profesional en habilidades profesionales —responsable de selección de personal—, derivará en una decisión cuyo riesgo esté totalmente optimizado.

Una vez conocemos adecuadamente el perfil IT y sus habilidades necesarias, es momento de identificar los canales. Como cualquier otro proceso de selección, la red de contactos como departamentos de recursos humanos, y sobre todo, como consultora especializada en la selección de personal, será una de las herramientas más útiles en nuestra búsqueda. En este caso nuestra habilidad como seleccionadores intuitivos apoyada en una amplia base de datos, nos garantizará bastante el éxito en la actual guerra por el talento tecnológico. Además, las referencias internas suele ser uno de los canales mejor valorados. El compromiso del candidato el doble: por un lado con su valedor o referencia, y por otro con la propia empresa. Hasta ahí, una búsqueda clásica con la que encontrar todo tipo de perfiles.

Sin embargo, si queremos atraer a talento IT lo buscaremos en el amplio mundo de Internet. Su visibilidad estará presente en redes sociales, foros especializados, portales influyentes, etc. Una serie de plataformas digitales que nos podrán brindar a la persona idónea para el puesto o mirlo blanco.

No es necesario que la empresa lleve todo el peso del proceso, las consultoras como 360 Talent, pueden ayudar en determinados aspectos concretos —tests específicos con pruebas que demuestren exactamente lo que su currículum nos detalla, por ejemplo. Al tratarse de boutiques, resulta mucho más sencillo y efectivo el diseño a medida de las necesidades concretas de la compañía. Ni un aspecto que sobre ni una cuestión que falte.

No todas las empresas necesitan exactamente al mismo perfil IT. Al igual que la estrategia de búsqueda de un determinado profesional, las pruebas de calificación de habilidades y conocimientos deben estar diseñadas a la par con lo que terminará desempeñado en la empresa. Puede resultar obvio, pero la ventaja de este tipo de boutiques es precisamente su estrecha relación con el responsable del equipo de trabajo o de Recursos Humanos.

El objetivo en las entrevistas y pruebas es averiguar los proyectos y los tipos de lenguajes con los que haya trabajado anteriormente y/o que domine notablemente. Durante las conversaciones entre reclutador y candidato, es fundamental fijarse en el tipo detalles y relaciones que da el entrevistado sobre sistemas, herramientas, lenguajes y todo tipo de metodología tecnología específica y requerida en su campo. Si habla de ello con la tranquilidad y destreza que da la experiencia, iremos por buen camino. No nos servirá de nada que un candidato domine una tecnología si no va a saber comunicarse o adaptarse a la filosofía de la empresa de forma eficiente. Por lo que resulta vital crear un ambiente cómodo en el que descubramos la verdadera persona que hay detrás de nuestro candidato IT.

Asimismo, la amplia demanda de perfiles especializados en tecnologías de la información, nos duplica el esfuerzo para entrar a competir en el mercado laboral. Debemos tener muy definidas las herramientas o políticas con las que atraer su interés por nuestra empresa. Al margen de propuestas económicas atractivas que valoren realmente sus competencias, tendremos en cuenta retribuciones intangibles como la conciliación, flexibilidad en la jornada laboral, transparencia como característica importante de los equipos de trabajo, ofertas formativas y sentimientos de pertenencia garantizado, entre otras armas de atracción de talento. El profesional buscará superarse cada día, sentirse útil y estar comprometido con su trabajo. En definitiva, disfrutar de su tiempo en la empresa, sintiendo que valió la pena apostar por ella, y no por las demás que le seguían la pista.

¿Cuánta química debe haber entre candidato y empresa?


Como si de una relación interpersonal se tratara, colaboradores y empresa deben conectar gracias a una química que facilite el verdadero compromiso entre ambas partes. Difícilmente un equipo de trabajo que no siente como propios los valores corporativos, establecerá una relación duradera y próspera con su empresa. Sólo así se desarrollará una política que fomente la innovación y el crecimiento competitivo de la compañía.

Sin embargo, ningún currículo es capaz de plasmar este vínculo. Por ello, los reclutadores aprovechan las entrevistas personales para determinar el nivel de química entre candidato y empresa. Se llevan a cabo las pruebas más creativas e inesperadas, las preguntas más insólitas y la comunicación no verbal más sorprendente. Y todo para descubrir la verdadera personalidad del entrevistado. Se podría decir que el gran reto de los reclutadores está en conocer prácticamente a fondo a una persona en el tiempo que dure esa conversación.

No hay que extrañar que a pesar de contar con el mejor portafolios, el que mejor encaje con la oferta de empleo, el que mejor describa nuestras competencias y habilidades, si no hay feeling con la compañía, difícilmente obtendremos el puesto. Y si se pasa el filtro, la adaptación de esa persona en la nueva empresa será larga y tediosa.

En el libro de Peter Mallouk, The Most Common Hiring Mistakes and How to Prevent Them, se indica que una entrevista típica, donde el reclutador se limita a cuestionar exclusivamente sobre trabajos anteriores, aumenta sólo un dos por ciento la posibilidad de tener a la persona adecuada para el puesto. Un hábito que lamentablemente suele suceder más de lo habitual.

Se trata de un trabajo en el que se manejan aspectos intangibles. Por un lado, el candidato debe conocer muy bien la empresa a la que aspira representar, y por otro lado, entra en juego el talento del propio entrevistador con el que obtendrá toda la información posible del entrevistado. Además, el reclutador cumple una doble función: velar por el interés de cliente-empresa y también del candidato.

Al final, la naturalidad con la que se muestre el candidato será clave durante la entrevista. El nivel de química vendrá determinado por el grado de empatía entre candidato y empresa. Pero, ¿qué valores de personalidad son los básicos para garantizar esa química? ¿Existe el candidato comodín que gusta a todo el mundo?

Existen varias cualidades básicas que indican si hay o no química. Saber escuchar, capacidad de expresión, lenguaje apropiado, comunicación sin errores de transmisión, ideas claras, criterio en las respuestas, simpatía natural, ausencia de momentos forzados, muestra de interés, motivación y compromiso por el proyecto. Y así una larga lista con la que se dibuja un primer boceto de la actitud de esa persona.

En esa doble labor, el reclutador tiene un único objetivo: que candidato y empresa estén contentos con la elección. Un logro muy determinado, precisamente, por la química que se establezca entre las dos partes. Por lo que es fundamental dar con la persona que desde el principio demuestre claridad en cuanto a su interés, su honestidad y sinceridad con respecto a las propuestas y expectativas que se produzcan. Debe haber una coherencia entre lo que se cuenta al cazatalentos y a la empresa posteriormente. Una situación que, lamentablemente, no se produce tan habitualmente. Si el candidato es sincero con el reclutador en cuanto a sus pretensiones económicas, su motivación real del cambio o su experiencia, todo resultará mucho más provechoso y beneficioso, tanto para la empresa como para él mismo.

Y es que al fin y al cabo, la relación que se establece entre el colaborador y la empresa, no dista mucho con todo lo que se caracteriza en las relaciones personales. Sólo hay que saber conectar para obtener lo mejor de ambas partes.

El Small Data, el verdadero aliado del CEO


El Big Data es fundamental para que una empresa evolucione. Hasta ahí, todos de acuerdo. Sus ventajas son múltiples, su analítica de información permite tomar decisiones más rápidas y rigurosas debido a su doble funcionalidad: velocidad de procesado y gran volumen de datos. Las organizaciones están mejor conectadas con su alrededor y disponen de más datos que faciliten el liderazgo de su sector.

Sin embargo, este océano de datos no está dirigido exactamente a un CEO, tal como asegura Joel Trammell, fundador y CEO de Khorus Software en Inc.com. Los directores generales o ejecutivos deben optimizar su tiempo al máximo, y este tipo de procesamiento de datos puede significar una verdadera pérdida de tiempo, al mismo tiempo que termina no siendo eficiente en su trabajo como CEO.

Es cierto que el Big Data aporta unos enormes beneficios a nuestra sociedad: procesa a gran velocidad un gran volumen de datos; mientras, la tecnología nos ayuda en la toma decisiones automatizadas y basadas en datos. Un fenómeno con el que además podemos extraer la información pertinente si disponemos de una alta capacidad organizativa.

Pero para el CEO, el Big Data se queda algo corto, por muy extraño que pueda llegar a parecer. Unos datos que le servirán únicamente de apoyo o como anécdota en el contexto de su sector. Por ello, los directivos de este calibre deben utilizar este tipo de marea tecnológica con unos objetivos muy claros y establecidos, ya que la verdadera información relevante para su negocio no se podrá medir, o será prácticamente imposible de automatizar con ella decisiones importantes. Y es que resulta muy improbable diseñar un algoritmo para tomar una auténtica decisión estratégica para la empresa.

Un artículo publicado por el New York Times explica muy bien esta apreciación. Las cosas medibles no suelen ser las mismas con las que obtenemos satisfacción y felicidad. En este caso el Big Data se queda escaso. La parte intuitiva y emocional la debe aportar el profesional.

De modo que si estamos tratando de tomar decisiones importantes de nuestra vida que giren en torno a nuestro bienestar o al de la empresa, la analítica de datos es no suficiente. El resto de ese criterio estratégico lo debe poner la parte humana del Big Data, que es el director ejecutivo o CEO. Por eso, el Small Data es el que realmente ayuda a este profesional. Datos precisos y concretos que sirven de soporte para el diseño de sus soluciones estratégicas.

Volviendo al texto de Trammell, el CEO debe tener en cuenta estas tres consideraciones en la selección de información pertinente:

Necesita información priorizada. Previamente debe haber existido un estudio y una posterior comunicación clara y concisa del tipo de información que se debe focalizar para el desarrollo estratégico de la compañía.

Información que sirva realmente para predecir acontecimientos. Lamentablemente todo el Big Data está basado en pura memoria histórica, datos que han pasado o están pasando. Sin embargo, el CEO debe extraer esos datos priorizados que realmente le sirven para predecir el futuro de su sector o las tendencias venideras, con el fin de adelantarse a sus competidores. «¿Puede mi equipo lograr esos objetivos a tiempo?» La respuesta a esta pregunta la da el Small Data. A partir de ahí, el informe que se genere será más preciso y predecible. Las reuniones pasarán de ser largas e ineficaces a breves y centradas en el futuro.

Ese Small Data debe ser reflejo de toda la organización al completo. Muchos CEOs se centran en su equipos directivos. Sin embargo, es también su deber controlar la información recopilada de las personas que día a día trabajan con el producto o servicio del negocio. Será una información priorizada, a través de distintos métodos de colecta, y le servirá para crear una visión de futuro mucho más fiel a la realidad.

Por todo ello, las habilidades humanas como CEO deben estar mucho más presentes que las tecnologías, si es que se quieren tomar decisiones con las que verdaderamente se destaque en el gigantesco mundo de la innovación —mucho más grande que el propio Big Data.

¿Cómo poner en valor nuestro trabajo?


En la vida profesional de todo directivo, colaborador o empleado que aspire a desarrollarse en su trabajo es de vital importancia poner en valor el mismo. Con ello, no sólo transmitiendo nuestra esfuerzo diario, sino que nos daremos cuenta de aquello que debemos reforzar o transformar.

Cada persona hace propio su puesto de trabajo. No existen dos empleados exactamente iguales y como tal cada uno impronta su personalidad en lo que desempeña. Otorga un valor distinto que el que le daría otra persona en su lugar. Eso es precisamente lo que se debe comunicar al resto. El valor diferencial que cada empresa busca también para sobresalir en su sector.

El ADN de cada profesional está compuesto por cómo se enfrenta a los problemas del día a día, qué soluciones propone, cuáles son los métodos que marcan su trabajo y en qué círculos sociales desarrolla su profesión. La clave está, por tanto, en entender y transmitir qué es lo que uno hace como individuo, el valor que aporta a la compañía más allá del puesto que desempeña.

Una vez esté claro el mensaje, el momento para darle visibilidad. Para ellos es imprescindible tomar la iniciativa. Hay que hacerse notar y eso se consigue tomando decisiones propias. El riesgo va en paralelo al éxito y sólo así la empresa valorará la parte más proactiva del empleado.

Incluso, hay compañías que dan la palabra a todos sus colaboradores para que todos participen de las decisiones que se tomen, sean del área que sean. De modo que si se quiere colaborar en la estrategia de la empresa, gran parte de ese cometido vendrá por la actitud de cada uno. La iniciativa es clave para solicitar participar en reuniones, por ejemplo. Siempre respetando los límites de las responsabilidades de cada uno, se puede aprovechar nuestro talento e iniciativa para resolver acontecimientos de la empresa.

Por otro lado, las reuniones también pueden ser útiles únicamente como herramienta informativa. El empleado que aspira a mejorar su puesto actual y que busca aproximarse al cargo en el futuro, puede informarse y aprender de los temas que más se discuten en ellas. Lo que supone un paso más en el camino para mejorar su trabajo y ponerle en valor.

Se debe emplear un esfuerzo importante con el trabajar, sobre todo, por resultados. Resultará mucho más sencillo argumentar el esperado reconocimiento, si se tienen unos objetivos cumplidos y demostrados. Después de alcanzarlos, siéntete orgulloso y trasmítelo a partir de esos éxitos logrados. La mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo. De modo que, siempre y cuando se respete el trabajo de los demás, los logros de uno hay que sacarles brillo. Ese es uno de los premios de conseguirlos, ¿o no?

Basa tu demostración de valía a través de un marcado compromiso para y con tu empresa. El profesional debe hacer lo que se espera de él. Es la base. Para alcanzar el liderazgo de la corporación es esencial ser comprometido con ella, con sus valores y sus objetivos. Aunque las habilidades y competencias no sean las más brillantes, si un colaborador es comprometido y se esfuerza cada día por conseguir dar lo que se espera de él, estará cada vez más cerca de lograr la brillantez.

El compromiso supone uno de los requisitos más valorados por las empresas. Y su nivel es difícil de medir, pero fácil de percibir. Se puede saber perfectamente cuándo un empleado está comprometido en función de los comportamientos del día a día, de cómo se venden los logros, con las ideas que se aportan, con su positivismo, etc.

Cuando se llega a un estado de compromiso óptimo puede implicar que a veces se rechacen o se congelen ciertos proyectos o tareas. Y también puede ser limitado en función del tipo de trabajo, compañeros o circunstancias ajenas al propio empleo. Lo que nos lleva a pensar en la alta dosis de inteligencia emocional depositado en él.

El compromiso también implica un feedback por parte de empresa y trabajador, una circunstancia que se demuestra cuando se comparten problemas o inquietudes. Si el responsable de equipo acude a un empleado para buscar otras alternativas a un problema, debatir distintos puntos de vista o, simplemente, para hacerle cómplice, es porque se da cuenta del compromiso con la empresa. «A ese empleado verdaderamente le importa cómo funcionen las cosas a aquí dentro», puede pensar.

Cuando se disfruta de lo que se está haciendo en un entorno sano, resulta muy sencillo trabajar las relaciones con los compañeros. Esto es otra de las características de la puesta en valor del trabajo del profesional, que no sólo aportará conocimientos y habilidades al proyecto sino que se convertirá en una pieza clave para unir al equipo y depositar confianza y motivación en el grupo.

Además, hay empresas que identifican los puestos críticos en sus estrategias corporativas. Incluso se crean planes de sucesión para preseleccionar a las personas que ocuparán ese puesto en el momento necesario. No está de más conocer bien el tipo de cargo que desempeñamos para la empresa, relacionado con este aspecto.

Por último, es importante mantenerse informado de cómo se valora nuestro trabajo en el exterior, conocer la demanda en el mercado del puesto que ocupamos actualmente o de perfiles similares al nuestro. Salir de vez en cuando de la zona de confort, nos pone en perspectiva para tomar decisiones o negociar ciertos aspectos con la empresa. Así como puede ocurrir que ese paseo nos aporte un aire fresco con el que seguir muy motivados en nuestro día a día.

Técnicas de conciliación innovadoras (y lógicas)


Una vez que las empresas descubren que el mejor atractivo para atraer y retener talento es una adecuada conciliación trabajo-familia, comienza la puesta en marcha para diseñar las técnicas más innovadoras que mejor compitan con sus rivales del mercado laboral. Y no es fácil.

El mayor reto está en elaborar una política que se ajuste al empleado pero que sea beneficiosa para la estrategia empresarial. Esto sucede porque resulta complicado medir la productividad y eficacia exactas de un empleado. Existen técnicas especificas para calcular el retorno de la inversión de todas las acciones que desempeña en departamento de recursos humanos, sin embargo, para muchas empresas aún sigue siendo un misterio.

Sobrepasada esta barrera, la compañía es finalmente consciente del potencial que supone cuidar la vida personal de sus colaboradores. Es momento de dar un papel estratégico importante a Recursos Humanos. A partir de ahí, la máquina de la creatividad se conecta para desarrollar las acciones más innovadoras que generen atracción y retención del mejor talento. Y es que los mejores profesionales de hoy en día no sólo miran un buen salario, gran parte de su interés se centra en cuidar su vida personal, que cada vez se valora mucho más.

Alguna de estás técnicas pasan de aplicar métodos para concretar reuniones de trabajo, cambiar festivos en beneficio del empleado y sin afectar en el desarrollo del trabajo en equipo, o valorar posibilidades de jornadas laborales para los trabajadores que vivan lejos de la oficina.

Una de las medidas de conciliación que más éxito recoge es la implantación de un centro infantil en la propia oficina. Las grandes compañías son las que más fácil lo tienen para llevarla a cabo. Son varias las consultoras españolas especializadas en proporcionar este servicio. Se ocupan de gestionar la guardería para que los padres puedan compaginar mejor el horario escolar adaptado al trabajo de los progenitores. Asimismo, existe la posibilidad de que el padre o, incluso, el abuelo acompañe a niño el primer día de colegio. En el caso de no se pueda hacer uso de este servicio de guardería, no es extraño encontrarse con una reducción de jornada por el cuidado de un hijo sin reducción salarial durante cinco años. Más habitual supone la reserva de plazas en colegios de la misma localidad que la compañía. Siguiendo esta misma tónica paternal, otra de las técnicas más innovadoras es la de instalar una escuela de padres, en la que ofrecerles apoyo para sus labores como educadores con personal externo especializado.

Hace poco, leíamos una técnica curiosa que se aplica en empresas de Silicon Valley como Netflix, la productora audiovisual ofrece desde permisos por maternidad y paternidad ilimitados el primer año, pagados al 100 cien por cien.

El teletrabajo se consolida como la figura por excelencia de las mejores políticas de conciliación en la actualidad, pero si aún no se ha llegado a implantar en la empresa, existe la posibilidad de ofrecer días libres en determinadas fechas. Es cierto que el colaborador de hoy día debe auto-gestionar su trabajo. Podría darse el caso de que no pueda trabajar un jueves pero sí realizar ese trabajo el sábado. O, dependiendo de su rendimiento y productividad, podría tratarse de un empleado que es capaz de sacar esas tareas de dos días en una sola jornada laboral. Todo depende de su eficacia, por eso lo llamamos empleados responsables con su trabajo, autogestores del mismo. Sin embargo, la realidad de nuestro país sigue yendo en paralelo con la conciencia de la jornada partida de lunes a viernes, de 9 a 18 horas. Por este motivo, las medidas se irán implantando de manera progresiva. Un ejemplo es esa opción de disfrutar de días libres por determinadas fechas como cumpleaños del propio empleado o de algún miembro de su familia más cercana.

El teletrabajo, en contra posición con el presentismo, también se traslada al ámbito de las reuniones: aquellos encuentros que en muchas ocasiones pueden resultar eternos e incluso aburridos. ¿Cuánto tiempo se puede llegar a perder en ellos? Esto hace que resulte tan importante seguir un objetivo y un tiempo establecido de duración para las reuniones. Cumpliendo con estas dos pautas, el empleado tendrá más tiempo para su vida personal sin dejar a un lado las responsabilidades con su empresa. Y como no importa tanto el cómo ni el dónde, sino cumplir con lo estipulado por la empresa, ¿por qué no reunirnos también en un lugar más agradable que evoque a la creatividad? De ahí nació el ‘Walking meet’, una técnica para que nuestras reuniones sean productivas, motivadoras, incubadoras de innovación y hasta saludables.

Antes de que se incorpore un colaborador a la empresa, otra técnica que aporta mucho más de lo que cuesta es el envío a domicilio de un kit de bienvenida y tarjetas de visita al empleado que acabemos de contratar. Un gesto y un detalle que realzan la imagen de la empresa, siempre y cuando las medidas más básicas se desarrollen con normalidad. Incluso, algunas compañías llegan a ofrecerse de aval para la adquisición de una vivienda. Algo que cobra un especial sentido, si el empleado se ha visto en la necesidad de trasladar definitivamente su lugar de residencia al del trabajo.

En relación con el eterno debate de la eterna jornada laboral de las empresas españolas, una de las opciones para paliar la baja productividad con la que nos comparan nuestros vecinos europeos, es la de concentrar la jornada de 40 horas semanales en 4 días. ¿Te ves capaz? De esta manera, estaremos dándole un empujón a la productividad de nuestros colabores. Y sino, por lo menos les ofreceremos la opción de acogerse a ella. Por supuesto, la jornada aquí sería intensiva. A lo que sumamos, los desayunos de trabajo en lugar de las comidas de trabajo.

Asimismo, la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones íntegras de forma continuada a personal de nacionalidad no española. O cambiar un festivo local del centro de trabajo por un festivo local del lugar de residencia del empleado, siempre y cuando no afecte en el desarrollo de actividades que impliquen trabajo en equipo.

Éstas son algunas de las posibilidades que se pueden llevar a cabo para mejorar la conciliación del nuestros empleados y cuidar el talento con el que la compañías se convierten en líderes de su sector. Existen muchas más, tantas como imaginación le echemos. Una gran dosis de creatividad y lógica son las claves para llegar a estas medidas, ¿se te ocurren a ti otras técnicas innovadoras que ayuden, no sólo a los empleados, sino también a poner en valor los departamentos de recursos humanos?

El cine te avisa de lo que te da pánico en la oficina


En la mayoría de las ocasiones cuando nos enfrentamos a un conflicto, sea cual sea su origen o carácter, terminamos hablando de miedo. ¿Cómo sería el mundo si no existiera esta palabra? Muy distinto, pero ni mucho menos mejor del que tenemos ahora. Incluso, se podría decir que terminaría siendo triste, desmotivador y aburrido. Todas las emociones son necesarias, y eso es algo que tenemos asumido.

El miedo es de las pocas sensaciones que se podrían aplicar a cualquier faceta de nuestra vida. No dista demasiado un tipo de miedo de otro, suelen radicar en un mismo origen. Se podría hasta decir que existe un miedo universal que engloba a todos. Y éste es el miedo a no ser felices. A partir de aquí los caminos se separan formando temores y barreras que nos impiden desarrollarnos como personas y profesionales.

Por eso, como ocurre en la vida, reflejamos esos miedos en la gran pantalla. El cine nos enseña sus mayores temores que son los que nosotros le reflejamos a él. Nos pasamos gran parte de nuestra vida trabajando, de modo que los miedos personales se podrían aplicar perfectamente a lo que nos enfrentamos en la oficina: miedo a no ser aceptado, miedo a no estar a la altura de las circunstancias, miedo a equivocarse, miedo a no cerrar un acuerdo, miedo a perder —o a no ganar,.. Un sinfín de lados oscuros muy semejantes a nuestra vida personal.

Esta vez proponemos una serie miedos que el séptimo arte nos enseña en cada una de sus películas. Los temores que esconde la gran pantalla en cada generación son los mismos que oculta cada rincón de la oficina.

Miedo a nosotros mismos. Si no confiamos en nuestra propia naturaleza, en nuestro propio criterio no daremos un solo paso con el que avancemos. Las filmografías están repletas de este tipo de temores. Miedo a encontrarse con el ‘yo’ que no me gusta. El cine juega con el doble papel del ser humano: uno sociable y ético, moldeable para adaptarse a la sociedad; pero otro rol dominado por nuestros instintos más ocultos. Vivimos en una sociedad que nos pide autocontrol, como lo hacen también los valores que forman las culturas de las empresas. Existen muchas situaciones a lo largo de nuestra carrera profesional que serían la excusa perfecta para enseñar nuestra parte más animal, pero que sin embargo resolvemos con un diálogo diplomático.

El cine lo expresa en El club de la lucha (1999) o La Misión (1986).

Miedo al final. El cine suele ser un gran experto reflejando este tipo de temor. Muchas veces lo hacer expresando su pánico al final del mundo. Suele ser un tema muy de actualidad que sale a relucir en cada debate sobre el cambio climático. Se trata de una de las mayores alarmas sociales. Por culpa del hombre o de la naturaleza en sí misma, ¿el mundo es susceptible de agotarse? ¿Lo es también el trabajo? Miedo al final es, sin duda, uno de los temores que más inducen a la reflexión. Desde una perspectiva laboral, nos puede dar pánico no salir elegidos de un proceso de selección, ser despedidos o simplemente rechazados. ¿Se termina todo aquí? No. Al final, Darwin nos pone a todos firme. Triunfa el que se adapta a los cambios, el que sabe cómo sacarles provecho, el que evoluciona.

El cine lo expresa en La carretera (2009) o en Bestias del sur salvaje (2012).

Miedo a la angustia del aislamiento. El ser humano está hecho para vivir en sociedad. Sólo es débil. Así de crudo. Por eso, cuando trabajamos en un equipo siempre tenemos escondido el temor a ser aceptados. Unos en mayor dosis que otros. Un tipo de temor que también relacionamos con las inseguridades que desprendemos de nosotros mismos. El Resplandor (1980) refleja a la perfección. ¿Qué ocurre cuando nos aislamos? Que somos susceptibles de exteriorizar nuestro lado más oscuro. Y quizás sea eso lo que más pánico nos dé. No nos aceptamos y terminamos por tenerle un miedo atroz a la soledad. Psicológicamente el estado de aislamiento puede minar a una persona hasta llevarla a la depresión o la psicosis en la que se inventan mundos paralelos.

El cine lo expresa en Cube (1997) o en El Resplandor (1980).

Miedo a la incivilizada muchedumbre. Cuando el individuo actúa según le dirige la gran masa, es mejor no fiarse demasiado. Muchas personas, de forma inconsciente, adoptan el papel del pensamiento único, y éste no es otro que el de la masa. Precisamente, el miedo a no ser aceptados provoca que terminemos opinemos como el resto. Y esto es gran virus para las empresas. ¿Cuántas reuniones malgastadas por en las que no se dice nada inteligente por el interés de la armonía general? La masa convierte al ser humano en irracional. Concepto que el cine aplica muy bien en forma de zombi: un individuo alienado que se mueve en manada y que carece de límites.

El cine lo expresa en 28 días después (2002) o La jauría humana (1966).

Miedo a lo diferente. Como personas de costumbres, en nuestra naturaleza está el vivir de la ratina. Otra cosa es que nos guste. Al ser humano le incomodan los cambios, cuya explicación podría estar en la pérdida de control. De modo que lo extraño nos provoca recelo y no es otra cosa que miedo a lo que no dominamos, a que nos cambie la estabilidad conseguida —ya sea para mejor o no. El cine más clásico solía representar este miedo en la figura del extranjero o extraterrestre. La gestión del cambio en muchas empresas es una asignatura pendiente. Esto sucede por ese temor a dar el paso a la transformación. Y como decía anteriormente Darwin, la clave está en la adaptación al cambio, que no es otra cosa que cambiar para adaptarnos.

El cine lo expresa en Abyss (1989) o Alien: el octavo pasajero (1979).

¿Cómo podemos descubrir nuestro talento oculto?


Es muy posible que muchos de nosotros tengamos algún talento oculto que aún desconozcamos. No es fácil descubrir todas nuestras cualidades. Hay que trabajar, que reflexionar sobre todo lo que nos aporta y sobre aquello que estaríamos aprendiendo eternamente.

Pasan los días y no nos paramos a pensar si realmente es esto lo que más nos inspira. Dejando a un lado la idea del conformismo, otra tendencia es la de posponer todo aquello que nos induzca a salir de nuestra zona de confort. Ese espacio en el que creemos haber encontrado la felicidad plena. Necios de nosotros.

Antes de ponerse a indagar, lo primero de todo para descubrir y desarrollar el talento es tener confianza en uno mismo (y personalmente). Es el punto de partida de todo aquel que apuesta por realizarse profesionalmente. Si tú mismo no crees en tus posibilidades pocos lo harán que no sea tu círculo familiar. Es clave estar en un estado de equilibrio emocional, aceptarse y tener una tranquilidad interna. Por supuesto, la ilusión y las ganas llegará en cuanto pruebes la primera cucharada de tu dulce cualidad interna.

Estás tranquilo y equilibrado, con confianza: toca el turno de las preguntas. A veces, en la vida resulta muy satisfactorio pararse a pensar en cómo estamos encauzando nuestros días. Aunque suene a tópico, no lo hacemos. ¿Es esto lo que realmente queríamos hace unos años? ¿Así nos veíamos cuando éramos niños? Es cierto que pocas cosas suceden como uno se las imagina. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Pero la meta suele ser la que marcamos e insistimos en lograr. Un objetivo claro al que nos acercamos gracias a nuestras pasiones, a lo que realmente nos gusta y con lo que disfrutamos.

En este proceso de reflexión nos podemos preguntar:

¿Qué suelo hacer cuando estoy alegre y contento?

¿Qué solía hacer cuando era pequeño?

¿Con qué actividad se me pasan las horas volando?

¿Sobre qué tema me gustaría aprender más que nada en el mundo?

¿Me suelo fijar en los detalles de esta actividad o tema?

¿Qué temas de conversaciones me suelen apasionar más? ¿Cuáles son esos temas que siempre suelo iniciar la conversación con los demás?

¿Me veo haciendo esto durante el resto de mi vida?

¿Cómo puedo aplicarlo para ayudar a mi entorno?

Una vez encuentres ese talento, cuídalo de la mejor forma que se puede cuidar a alguien: puliendo, dándolo forma y empleando tiempo y esfuerzo en él. Será un diamante en bruto. Es un error muy habitual creer que encontraremos el don que nos define y ya seremos unos maestros por esa cualidad innata en nosotros. No. Sólo habremos encontrado la actividad que más satisfacción nos produce.

Es probable que sientas presión por tu entorno. Existen ciertas profesiones estandarizadas mejor aceptadas por la sociedad, pero quizás tu talento no se encuentra entre una de ellas. No te dejes llevar por la comodidad de ser aceptado. Terminarás no siendo aceptado por el más importante: tú mismo.

No tengas miedo al fracaso. Es algo que insistimos una y otra vez, pero que resulta de gran utilidad. Ese miedo sólo es una puerta más que se nos cierra de golpe cuando intentamos salir de la zona de confort.

La mayor satisfacción de uno mismo se encuentra realizando lo que la vida tiene para él. Una vez lo encuentres, dálo todo.

Desmontando los mitos de una entrevista de trabajo


A lo largo de nuestra carrera profesional es muy probable que nos convirtamos en verdaderos expertos de las entrevistas de trabajo, y más en un mercado laboral tan volátil como el actual. Independientemente de las cordialidades, vestimentas o primeras impresiones, existen unas premisas reales que los reclutadores tienen muy en cuenta, antes de fijarse en el calzado o el saludo, mitos en los que no debes perder demasiado tiempo.

En una entrevista de trabajo cuentas con un breve espacio de tiempo para poner en valor tu trabajo y transmitirlo de forma adecuada al reclutador. De modo que no es de extrañar el estrés que provoca esta gran cita. Así pues y con el fin de rebajar un mínimo esa ansiedad, ten en cuenta que no tiene porqué ser una entrevista pregunta-respuesta. Se trata de un diálogo entre la empresa y el candidato. El interés está en las dos partes. No te hubieran llamado de no ser un posible mirlo blanco. Se trata de una conversación de negocios. La compañía se vende y tú también. La descripción de ambos será el foco del diálogo. Luego ya se verá si las dos partes coinciden y están interesadas.

No subestimes una buena preparación. Organiza mentalmente tu curriculum para gestionar qué y cómo vas a comunicar o resaltar de tu portfolio. Para diseñar una buena estrategia de comunicación primero debes investigar al receptor, y ése será la empresa para la que solicites formar parte. Una buena investigación previa puede ser tu gran aliado cuando nos enfrentamos a preguntas inesperadas. Si conocemos bien la cultura de la empresa, entenderás mejor qué buscan y esperan de los candidatos. Digamos que no está de más seguir algunos pasos previos que realiza también el reclutador de una headhunter cuando trabaja en un proceso de selección para una determinada compañía. Estudio y definición de los valores, estrategias, proyectos en los que esté inmersa, proyectos que se estén estudiando realizar, tipo de perfil del colaborador, estructura jerárquica de las personas que forman parte de ellas – lo que te ayudará a entender mejor su employer branding.

Todo proceso de documentación debe reflejar un histórico de publicaciones. Resulta muy útil en estos casos y es de fácil acceso acceder a su sala de prensa. Infórmate de sus logros y su responsabilidad social corporativa, así como detectas posibles actuaciones no tan gratas.

Si tienes esa investigación preparada, el siguiente paso será identificar las posibles necesidades de la empresa y aplicar tus competencias para resolverlas. En definitiva, se trata de hacerse una idea amplia de en qué puedes ayudar para el buen funcionamiento de esa compañía. ¿Por qué tú y no otra persona? Busca una perspectiva estratégica que busque el crecimiento de la empresa. Esquematízala para comunicársela a los reclutadores.

Se podría decir que este es el entresijo de una buena preparación para una entrevista de trabajo, una oportunidad para el candidato y la empresa de averiguar en qué se pueden ayudar mutuamente.

Una vez claro lo anterior, es importante no caer en los mitos que se suelen enumerar cuando buscamos consejos para enfrentarse a una entrevista de trabajo en Google. Éstos suelen ser:

Mitos

—La primera impresión es la que cuenta

—No mostrar debilidad

—Sugerir cierta necesidad económica garantiza el empleo

—No hablar nunca de la familia, sobre todo de los hijos

—Halagar al entrevistador o a su oficina lo sensibiliza

—Aceptar un café o un vaso con agua resulta decisivo

—Nunca tomes notas durante la entrevista

—No haga pausas durante sus respuestas

—Habla rápido y directo

—El uso de jerga o modismos romperá el hielo

—El candidato más preparado es el que triunfa en la entrevista

Algunos de ellos se pueden aplicar, pero en su justa medida. No los descuides, pero tampoco los subestimes. Esta lista de no te garantizará, ni mucho menos, el puesto por el que estás aspirando a desempeñar. Así que no pierdas el tiempo.

¿Por qué ese odio hacia Recursos Humanos?


A pesar de que pudiéramos pensar lo contrario, aún existen muchas empresas cuyos departamentos de recursos humanos son la verdadera pesadilla de los empleados. El temido y tenso ambiente que se produce cuando debemos ir a hacer una visita a la planta donde trabajan los profesionales de selección y gestión de personas, provoca una urticaria inevitable para muchos.

Y todo esto radica principalmente en el desconocimiento e incomprensión del significado y la responsabilidad que debe asumir el departamento. Es básico que toda la organización tenga asimilado un concepto: el valor estratégico del departamento para buscar el éxito de la empresa a través de los empleados. Y los primeros que deben aplicar este rol, es la directiva.

Se podría decir que una de las principales razones que podrían explicar este odio está basada en el creencia —muchas veces real— que hacía cómplice al departamento con la empresa, dejando a un lado a los empleados. Se entendía a las dos partes como dos bandos y debíamos ser de uno o del otro. La comisiones de sindicatos representaban a los trabajadores y Recursos Humanos, a la dirección de la empresa. Esta barrera, afortunadamente, poco a poco se va quebrando, dando paso a nuevas mentalidades y a empresas actuales que ni se lo plantean.

Además, la creencia era —y sigue siendo a menudo— que el departamento no es importante en la toma de decisiones estratégicas, ni tampoco era clave para los líderes de los equipos de trabajo. No tenían el peso suficiente para formar parte de la estrategia de la empresa, pero sí para despedir a un empleado. Por eso, lo mejor era no pasarse por el Recursos Humanos, no sea que todo indique a una sola cosa…

Los departamentos relativos a la gestión de personas conllevaban una enorme burocracia que debía sufrir cada trabajador, funcionaban con sistemas que iban en contra de la creatividad, flexibilidad y negociación entre las partes. Todo esto se oponía firmemente a motivar el cambio en la empresa.

Las razones de este rechazo podrían resumirse principalmente a cuatro:

  1. A veces ocurre que muchos profesionales de los recursos humanos no están interesados en hacer negocios, en convertirse en socios estratégicos de la empresa.
  2. Recursos Humanos busca el empleados eficientes, en lugar del valor de sus competencias.
  3. El departamento no trabaja para la directiva.
  4. No existe una conciencia de socio estratégico por parte de la compañía. Y ésta, a su vez, debe transmitir ese menaje a los colaboradores. Aquí, se une la comunicación interna con la función estratégica de Recursos Humanos.

Anthony J. Rucci, vicepresidente de una gran distribuidora norteamericana de seguros médicos, asegura que «todo profesional de los recursos humanos debe ser capaz de responder a estas tres preguntas básicas»:

  1. ¿Cuál es el tipo de cliente principal para la empresa? ¿Has hablado últimamente con alguno de ellos?
  2. ¿Quién es la competencia y cuáles son sus puntos fuertes y débiles?
  3. ¿Quiénes somos?

«Esta última pregunta es la más importante», dice Rucci. «Se trata de saber nuestra debilidades y fortalezas, en función del tipo de cliente al que vamos dirigidos y en relación a los puntos fuertes y débiles de la competencia.»

Y es que no consiste tanto en trabajar con las personas y final de la historia. Se trata de trabajar para sacar todo el brillo y valor al trabajo de esas personas y que se traduzca en el éxito de la compañía. «Cuando alguien me dice que quiere trabajar con personas, yo digo: ‘muy bien, hazte trabajador social’», resume Arnold Kanarick, ex directora de Recursos Humanos en el banco de inversión global y broker de valores Bear Stearns, adquirido por JPMorgan Chase.

El departamento debe ayudar al desarrollo del talento de los empleados, ponerse de su lado y no en contra. La percepción de los colaboradores de muchas empresas es la opuesta, la negativa. Los empleados no saben cómo enfocar su promoción. Pocos consideran que los ascensos vienen dados por el buen desempeño de su trabajo. Por ello, es clave dejar claro cuál es el camino del objetivo en común: el éxito de la empresa.

Y es que para el desarrollo de la empresa, Recursos Humanos tiene un enorme potencial para dirigir el cambio, el avance y la evolución de la misma. Para lo que hace falta la incorporación inmediata de verdaderos líderes dentro de los equipos de trabajo que forman el departamento. ¿Los hay en tu empresa?

Cuando se emprende por obligación hay que tener en cuenta…


Existe una gran diferencia entre dejar tu actual empleo para emprender por vocación y hacerlo por obligación, por la necesidad de ingresos ante la falta de otras oportunidades laborales.

Son muchas las razones que explican el emprendimiento. Desde buscar ser tú tu propio jefe, hasta ser consciente del bienestar contigo mismo por sentirte auto-realizado al afrontar más de un fracaso. Crees en tu proyecto firmemente, y te apasiona el hecho de poder desarrollar tu propia marca personal. Disfrutas de flexibilidad horaria y espacial. El mundo de la creatividad está a tus pies, apoyado por tus conocimientos y experiencias, que por fin te serán útiles. Sin embargo, existe otra razón —y de las de peso—, estás desempleado y necesitas dinero.

Según la investigación para España del informe GEM España 2014, en el que han colaborado, entre otros, el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), la Asociación RED GEM España, la Fundación Rafael Del Pino y Banco Santander, el 30% de los emprendedores españoles lo son más por necesidad que por vocación. Este porcentaje se obtiene de acuerdo con la TEA —Tasa de Actividad Emprendedora—, que mide la tasa de iniciativas que tienen entre 0 y 3,5 años sobre una población de entre 16 a 64 años. En este sentido, el 65% de estos emprendedores ha constituido una empresa por oportunidad, mientras que un 30% por necesidad. Sumada a las dificultades de financiación, la crisis económica y la falta de cooperación gubernamental en este aspecto, se suman a la ausencia de ilusión y la necesidad obligada para sufrir los efectos del riesgo que supone el emprendimiento.

Antes de posicionarnos del lado unos o de otros, hay que tener en cuenta que la palabra emprendedor engloba multitud de habilidades, competencias y, sobre todo, una única actitud: la pasión. Por eso, se insiste tanto en ese significado que ayudará a aproximarse al éxito. No importa por cuantos fracasos haya pasado un emprendedor de raza, si al final sabe adaptarse y reutilizar sus errores, verá la luz en su aventura empresarial. Persistencia, aceptar el error y capacidad de adaptación. Así, una y otra vez. Y es que cuando no nos importa tanto perder dinero, como tener en mente el servicio que queremos ofrecer a la sociedad, es cuando más nos estaremos acercando al emprendimiento de éxito. Sin embargo, cuando nos lanzamos a esta peligrosa aventura, con el objetivo exclusivo de ingresar dinero por necesidad —o no—, estaremos tentando al fracaso. Esta situación la podemos ver en cualquier escenario de nuestra vida: muestra necesidad por algo que ese algo será más susceptible de desaparecer. Lo que se reduce finalmente a una sola palabra: miedo.

Puede ser fácil decirlo, y mucho más complicado hacerlo. Cierto. Es un riesgo que los emprendedores deberán aceptar si quieren sacar hacia adelante su idea de negocio. Siempre, con un plan bien elaborado, sopesando cada escenario y apoyándolo de pequeños planes de contingencia, estaremos reduciendo ese riesgo considerablemente.

De modo que, si estás pensando en emprender por obligación —o estás en ello—, ten en cuenta los siguientes principios básicos:

1. Busca el disfrute como criterio principal para la elección del tipo de negocio con el que quieres emprender.

2. Soluciona problemas por los que te paguen. Trabaja con ideas fáciles de capitalizar. Recuerda que vas a vivir de ello, así que disfruta pero con cabeza.

3. Para vender utiliza la confianza. Aprender a atraer a los clientes y no a perseguirlos. Sólo así, forjarás un plan sostenible a largo plazo.

4. Diseña un plan. Planifica tu estrategia, focalízala en un objetivo equilibrado entre realismo y riesgo. Y, lo más importante, ponlo en práctica. No lo dejes en el cajón o sigas escribiendo sobre él.

Cuando te encuentres en la necesidad de emprender, ten en cuenta que la verdadera motivación que te va a hacer avanzar es la interna, la que te conecta con tu misión, con el ¿para qué? de lo que haces.