Búscate un asesor de confianza


Ya lo dice la sabiduría popular, «la mejor decisión depende de la mejor información». Y eso lo tienen muy en cuenta los grandes líderes que han tenido éxito en sus negocios. ¿Cómo se trabaja esa información?

Vivimos en un mundo saturado por el exceso de datos. Mucha información también desinforma. Por lo que hay que saber escoger. Empezando por hacernos con un equipo de confianza, competente y con visión de futuro. Un conjunto de asesores que respaldarán al líder cuando más lo necesite. Estarán ahí, en las sombras. Listo para ayudar. Como aquel sereno que velaba por las noches por la seguridad de los vecinos. Un importante recurso con el que un buen líder podrá contar cuando lo necesite. Y es que al disponer de una asesoría correcta, el directivo dispone del lujo de contar con el tiempo suficiente como para desarrollar sus proyectos más creativos, de una forma eficaz y eficiente.

Para ello, las habilidades que destacan en el buen asesor han de ser competencia, sentido común, calma inteligente, capacidad de comunicar y sentirse identificado con la visión y misión de la compañía. Un compendio de cualidades que dan como resultado la confianza en el resto del equipo. Ganársela no es tarea fácil. El asesor debe contar con altas dosis de inteligencia emocional que se traduce en gestionar adecuadamente las emociones con el objetivo empresarial como objetivo final. No se trata de que todo nos conmueva, sino de darle importancia a reconocer los sentimientos propios y de los demás, para utilizarlos según los necesitemos.

Y ¿en qué nos debemos fijar para encontrar ese asesor de confianza? Podemos proponer unas cuantas sugerencias prácticas. Sin embargo, será el propio directivo quién mejor evalúe y juzgue al que será su ‘mano derecha’.

- Nos fijaremos si muestra lo que sabe y también lo que no sabe. El asesor ha de ser humilde informando. Ha de admitir cuando no se conocen las respuestas. Y es normal, porque sea asesor no tiene que saber todo en esta vida. No hay nada peor que alguien que cree saberlo todo y se equivoca. Cómo dice el refranero popular, «hombre sin vicios no es de fiar». Mostrando humildad, el asesor se convierte en persona y más si tiene que pedir ayuda. A muchas personas les gusta brindarla, ¿por qué no pedírsela de vez en cuando?

- El primer punto coincide con que sepa decir ‘no’. Esto es fundamental del buen asesor. Parece obvio, pero si le preguntáramos a la mayoría de los ciudadanos de nuestra ciudad, no todos iban a reconocer tan firmemente que saben decir ‘no’. O por lo menos desde la sinceridad más absoluta. Decir ‘sí’ y después no cumplir lleva a que los demás duden. Todo se resumen en que si nos encontramos con asesores que de vez en cuando dicen ‘no’, el ‘sí’ tendrá más sentido y cobrará un mayor valor.

- Y por supuesto, cuando alguien dice ‘sí’, es ‘sí’. Cumplir con los compromisos o dar aviso temprano de que no se puede, es imprescindible para generar confianza.

- Si comparte información relevante. El buen asesor debe saber comunicar de una manera constructiva, lo que lleva a que muchas veces esté en desacuerdo con la opinión de su directivo. Cuando algún miembro se guarda su opinión y luego dice que «sabía que era mala idea desde el principio», el resto de los miembros va a desconfiar automáticamente cuando se plantee una nueva situación en la que se tenga que decidir.

- Muy relacionado con lo anterior está la habilidad de tratar los temas directamente. Esto resulta fundamental en el asesor. No estamos para perder tiempo, y más en un ambiente laboral donde se invierten muchos recursos. Hablar abiertamente y sin excesivos protocolos agiliza el proceso de la toma de decisión. Hay que ir al grano. Manteniendo una comunicación directa, se mostrará transparencia y claridad, lo mejores aliados de la confianza.

- El lenguaje no verbal también influye a la hora de decidirse por las personas que integrarán nuestro equipo de asesores. Todos ellos es conveniente que se evite el contacto visual, los excesos movimientos con los brazos, la escasa expresión en la cara o cruzar los brazos continuamente, entre otras manifestaciones de desconfianza.

- La flexibilidad y la paciencia, como otras cualidades no sólo en el ámbito laboral, sino en nuestro día a día fuera de la oficina.

- Debe decir la verdad, obviamente. Pero no sólo a los demás, sino empezando por uno mismo. Recuerda, que lograr que la gente confíe en ti, te abrirá muchas puertas.

Si el líder tiene la posibilidad de contar con un equipo que cumpla con estas cualidades, o al menos con la mayor parte de ellas, tendrá a su lado un apoyo muy importante que le respaldará en situaciones comprometidas, de mayor o menos grado.


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